José Infante, dueño de Bodegas Infante y novelista, tiene muy claro cómo definir su obra. Para él, Trafalgar II trata de un proyecto militar cuya puesta en marcha, desencadenará una serie de acciones que, a su vez, fuerzan a las naciones en disputa por el Peñón de Gibraltar a iniciar negociaciones y poner fin a una contienda que dura más de trescientos años. El subtítulo de su libro reza «La batalla que nunca se libró» y ahora es cuando todos los lectores nos preguntamos si, entonces, será José Infante quien la libre entre las páginas del libro.

Disputa territorial de Gibraltar

DISPUTA TERRITORIAL DE GIBRALTAR


Para poner en contexto al lector, Gibraltar es en estos momentos una colonia británica. Inglaterra, durante la guerra de sucesión española, entre 1700 (a la muerte de Carlos II) y 1714, tomó varios puertos españoles (como Menorca o Gibraltar -1704-). Inglaterra no estaba en guerra directa con España, pero dado que España había optado por el pretendiente al trono francés e Inglaterra (y gran parte de Europa) temían la posibilidad de que Francia y España quedasen unidas bajo una misma corona, atacó al país tomando algunos de sus puertos para intentar imponer su voluntad. Finalmente, se firmó en 1714 el Tratado de Utrecht en el cual se establece que el rey de España será Felipe V, quien renunciaba a sus derechos sucesorios en Francia y, a cambio, Inglaterra se quedaba Menorca y Gibraltar. Menorca lo recuperamos tiempo después, pero el Peñón, como bien sabe el lector, nunca fue recuperado.

LA BATALLA DE TRAFALGAR


Aproximadamente cien años después de la firma del Tratado de Utrecht, tuvo lugar la conocida Batalla de Trafalgar, un intento de despistar a la flota inglesa para tenerla alejada del Canal de la Mancha mientras los franceses intentaban la invasión de las islas británicas. Napoleón le prometió a España que si le ayudaba en sus campañas, recuperarían Gibraltar.

Y con todos estos elementos, sin desarrollarse, a su vez, en ninguno de ellos, comienza la novela de José Infante. Es importante destacar esto último. Trafalgar II no es una novela sobre la Batalla de Trafalgar ni sobre los hechos históricos que acontecieron durante la guerra de sucesión española. En palabras de su autor: «La novela solo toma una referencia de la primigenia batalla de Trafalgar de 1805, la trama fuerza, por un accidente, a disputar la segunda batalla de Trafalgar, esta contemporánea, que sirve como excusa para obligar a iniciar negociaciones con el Reino Unido, para  retrotraer a España la soberanía del peñón de Gibraltar».

EL PROYECTO MILITAR QUE PONE EN JAQUE A LA DISPUTA POR EL PEÑÓN


Nada más comenzar a leer Trafalgar II, nos situamos en el mundo actual, en el contexto de altos mandos de la Armada Española. A pesar de que el entorno militar, histórico e, incluso, territorial, nos puede sonar a extraño, José Infante es capaz de integrar al lector en su historia desde la primera página. Con un lenguaje cercano y socarrón, así como un estilo narrativo amistoso, en seguida formamos parte de las elucubraciones de Valdés, el protagonista de la novela. Y estas elucubraciones no son otra cosa que el proyecto militar que va a poner en jaque a la contienda silenciosa del Peñón de Gibraltar

Descubrimos la destreza narrativa del autor, a pesar de ser su primera novela, en cuanto acompañamos a Valdés en sus tejemanejes, pues en ellos nos damos cuenta de que no sabemos en ningún momento de qué trata ese proyecto militar. Valdés nos lleva de aquí para allá, nos introduce en sus conversaciones y pactos con el personal de confianza, pero continuamos sin vislumbrar de qué va todo el tinglado. Ese secreto crea la necesidad de avanzar en la lectura y, José Infante, lo maneja con talento. 

Llegados a este punto, ya sabemos que estamos ante una obra ágil,  bien escrita, interesante y muy diferente al resto.

EL MAR, EL INGENIO Y EL AMOR


El mar tiene mucho protagonismo en la novela de José Infante, y yo había leído que este autor fue marino mercante durante dieciséis años. Me vi en la necesidad de preguntarle acerca de su experiencia y cómo esto le ha enriquecido para escribir la novela, a lo que él me corrigió inmediatamente. «Disculpa que te corrija. ¡Soy marino mercante!», me dijo. «Estuve embarcado dieciséis años en diversos buques mercantes, en 1986 desembarqué para cambiar de modo de vida y ya jubilado, me dedico a cultivar una de las aficiones que se van arrinconando con el paso del tiempo, que es la de escribir». A mí, personalmente, escuchar hablar de marineros ya me traslada a historias épicas, y no me extraña en absoluto que en la mente de José Infante se hayan fraguado muchas junto al sonido de las olas. 

José en su novela describe como las olas que reptan por la orilla de la playa: suave. Sus descripciones están bien equilibradas y usa localizaciones geográficas, ubicadas en su mayor parte en Andalucía, que se describen por sí solas, por lo que el autor ha acertado evitando dar detalles excesivos. En cuanto al mar, José me confirmó que este le había otorgado  una serie de conocimientos, así como una gran pasión por él, que no ha dejado de usar en su novela. 

Trafalgar II también tiene mucho ingenio, no solo por cómo se desarrolla todo el proyecto militar (y cómo se va deshilvanando poco a poco), sino también por la perspicacia de sus protagonistas, sus conversaciones desenfadadas y lo entretenido de la obra. Y es que una obra que va a requerir de cierta jerga, cierta parte técnica y cierto contexto histórico, necesita también sus partes de entretenimiento. Y, quizás, una de estas partes sea la historia de amor que se desarrolla entre el protagonista, Cayetano Valdés, y una joven belleza andaluza. A la novela, en este aspecto, no le falta absolutamente nada.

UNA GESTA PARA DEVOLVERLE EL PRESTIGIO A ESPAÑA


Toda la novela de José Infante parece una gesta que pone luz sobre España, pero también sobre los marinos españoles y otros tantos personajes de nuestra historia que lucharon por ella. Con ella, José Infante levanta a la Armada Española con una misión gloriosa y, en parte, nos levanta también un poquito el sentimiento español. 

Cuando se habla de sentimiento español, en estos tiempos que corren, parece que debemos cogerlo con pinzas. Eso de «sentimiento español» puede tener distintos significados dependiendo de quien lo pronuncie, pues cada español ha ido construyendo su propio concepto acerca del país. Y esto es bueno, es bueno que cada uno pueda decidir qué siente por su país, y no se vea en la obligación de exaltarlo por el mero hecho de vivir en él. Pero también es bueno que haya personas que quieran poner luz sobre este territorio, sin dogmas ni ideologías. Ya Reverte, en la rueda de prensa que podéis leer en el artículo Arturo Pérez-Reverte: «España es un problema de educación», dijo que en España nos estamos dejando llevar por una historia de bandos. En este sentido, le pregunté a José Infante: «¿Crees que España, en estos momentos, necesita gestas de este tipo?» A lo que contestó: «Lo necesita a "carradas", creo que hemos creado una sociedad sin una de las patas esenciales, la creencia en la pertenencia a un estado o patria, de la que deberíamos estar orgullosos por su historia, que no es igualada por ningún otro estado europeo y se ha dejado pasar mucho tiempo para poder volver al cauce normal en que vivíamos, sin crear muchas tensiones».

En estos momentos, ya sabéis que si necesitáis momentos épicos en estos momentos poco épicos de nuestra historia, la novela de José Infante, Trafalgar II, os viene al pelo.


TRAFALGAR II AL CINE CON LOS HERMANOS LAGARES


José Infante vio en su novela, desde el primer momento, dada su afición al cine, unas características muy adaptables a la gran pantalla. En este sentido, otros aficionados al séptimo arte le dieron la razón, pero el hecho más notable es, quizás, que estuviesen de acuerdo con su adaptación, ni más ni menos, que los mismísimos hermanos Lagares. Los hermanos Lagares recibieron el Goya al Mejor Corto de Animación por su cortometraje Los girasoles. Esto le dio impulso a José Infante para escribir el guion cinematográfico de una segunda parte con los mismos personajes, pero otra trama. 

Coincido con todos ellos en que las escenas de Trafalgar II podrían ser perfectamente secuencias de una película y que la obra es muy visual. No me extrañaría en absoluto verla en la gran pantalla.

UNA COPA DE BRANDY D. INFANTE REAL 1870 PARA TERMINAR


Hay un pequeño periplo, dentro de Trafalgar II, en donde el propio autor se adentra en la obra, como Velázquez ya hizo en su momento dentro del cuadro de Las Meninas. Este encuentro con el autor como personaje literario me ha gustado mucho. 

José Infante, dueño de Bodegas Infante y novelista, nos recomienda para terminar una copa de brandy D. Infante Real 1870 para leer su novela, una novela que, como ya hemos dicho, sacará ese sentimiento épico que guardas dentro, pondrá en jaque a la contienda con el Peñón de Gibraltar y nos entretendrá y encandilará por partes iguales. ¡Brindemos, pues!