Emma Lira es escritora y periodista. Su última novela, Ponte en mi piel, alcanzó un gran éxito y se consolidó como la novela que cuenta la historia real que hay detrás de La bella y la bestia. Ahora vuelve, para el placer de sus lectores, con El último árbol del paraíso, una novela editada de nuevo por Espasa y en la que Emma Lira despliega toda su magia literaria.

reseñas histórica emma lira

El último árbol del paraíso brilla y no lo digo metafóricamente. Si pones la portada del libro al sol y la haces girar, las letras en dorado del título lanzan destellos en oro. No pude evitar tomarte este pequeño detalle como una predicción de lo que encontraría en el libro.

La novela de Emma Lira comienza en mi tierra, Extremadura. En un pueblo llamado Hornachos, un joven de ojos color océano sueña con embarcar rumbo a otros mundos. España, en El último árbol del paraíso, refleja ese mundo rural, rígido, católico, decadente. Más allá del océano, sin embargo, hay otra tierra distinta: Islas Molucas. Este lugar es un nuevo universo por descubrir, lleno de sabores, olores e imágenes totalmente distintas para el viajero. Un lugar que no solo está lejos físicamente del país español sino también emocionalmente, pues parece un nuevo soplo de aire fresco. Sin embargo, la novela de Emma Lira refleja realidades de la conquista de nuevos mundos, realidades que muchos conocemos y, por ello, también se habla de la explotación de los recursos, el imperialismo económico o la globalización.

El hilo argumental termina decantándose por Islas Molucas como lugar principal del desarrollo de la trama, en donde reside Cintia. Cintia es, también, una niña como el joven de ojos color océano y ambos coincidirán en este escenario. Con ellos, descubriremos cómo eran estos mundos tan contrapuestos en aquella época y viviremos aventuras y una historia de amor. A estos dos protagonistas, Cintia y Gabriel, el de los ojos de agua oceánica, se le suman las plantas. La botánica tiene un papel predominante en la obra. La botánica que aprendí a querer aún más gracias a Eduardo Barba con su libro El jardín del Prado, aparece ahora en El último árbol del paraíso que es, también, una especie de obra de arte que bien podría exponerse en algún museo.

Dentro del mundo vegetal, el árbol del clavo pone la nota mágica al relato. Los nativos tienen una leyenda local en la cual hay una unión espiritual entre el ser humano y los árboles. El clavo es un condimento muy utilizado en cocina, con un olor muy especial y en El último árbol del paraíso va a ser un elemento de disputa por lo difícil de encontrar y por su alto valor económico en el mercado de las especies entre Las Molucas y Europa.

A estas alturas, ya se habrá dado cuenta el lector de que la novela será muy sensorial. Olores, vívidos colores en un mundo nuevo, placeres exóticos, sabores… Dice una de las reseñas que más me han gustado sobre este libro, que con él llegas a sentir el aroma embriagador del clavo o la humedad de la tierra, y estoy muy de acuerdo con Mª Ángeles, la autora de la misma. El último árbol del paraíso es un baile entre personajes, lugares y negocios más o menos afortunados, como el del amor. Una novela que hay que leer sí o sí si quiere uno viajar a un mundo sin fin.

El último árbol del paraíso me ha recordado a Miña Nena de Josefina Novoca, por aquello de echarse a la mar en busca de nuevos destinos, aunque, el libro de esta autora, se da en un tiempo totalmente distinto. Y, también, lo exótico de las ambientaciones me han hecho recordar a La tortuga que huía del jaguar de Marta Quintín.

La nueva obra de Emma Lira es un viaje a mundos nuevos, repletos de sensaciones y nuevas vivencias, en las que dos protagonistas se cruzarán en el camino y nosotros con ellos en mitad de una ficción histórica con olor a clavo. Y es que como dijo Ken Follett para mi artículo Cómo escribir un best seller, hay libros que se olvidan a las dos semanas y libros que se recuerdan durante años. El último árbol del paraíso está en este último grupo.