Queridos lectores, no quería permitir que enero terminase sin hablaros de Donde Lloran los Dragones, un libro de Ismael Contreras publicado por Editorial Nazarí que se enmarca en uno de mis géneros favoritos: la fantasía épica. 


Lo primero que voy a decir de esta novela es que se ha ganado la etiqueta de fantasía épica de principio a fin. Donde Lloran los Dragones nos narra la historia de Aidan, un personaje que encarna el odio, la pena y la venganza en cada uno de sus actos. Me gustaría realmente contaros quién es Aidan, pero os estaría revelando uno de los primeros misterios del libro. Aidan tiene un propósito firme que nos hablará de la oscuridad y de la luz, de la venganza y del perdón. Un propósito que entraña decisiones entre el bien y el mal. Llevará este propósito sobre Coraterra, el magnífico mundo sobre el cual se ha ambientado el libro, y lo hará junto a una bruja, un tigre, una sanadora... Personajes que nos permitirán degustar el género, vivir la magia y proseguir el viaje junto a ellos.

El libro está dividido en dos partes (Libro I y Libro II) y los capítulos son cortos. Pero... Vayamos despacio con esta reseña. Si leéis Donde Lloran los Dragones, vais a pisar sus calles y frecuentar sus tabernas. Vais a sentir el frío en la nieve, la humedad en la ropa y el dolor en los pies. La forma de escribir del autor es perfecta, pues aunque no abundan los diálogos, no estorban ninguno de los amplios párrafos. Describe, narra y cuenta todo de forma pulcra, fluida y muy elegante. Si tuviese que quedarme con un adjetivo sobre su prosa sería este último: elegancia. Y es por esto que con cada página vais a sentiros como un personaje más del libro que visita los lugares que ellos visitan y siente las emociones que ellos sienten. Por supuesto, me ha encantado cada lugar de Coraterra; sus posadas (donde me he sentido acogida), sus climas (causantes de la nieve de Nooberland en la cual me he hundido al caminar) y sus leyendas (por las cuales he llegado a creer en Godren). 

Coraterra es un lugar que tiene sus propias leyendas y sus propias festividades. Coraterra está viva. Ismael no ha descuidado nada. Debo señalar que ha sido un placer leer cómo se ha introducido en el libro el uso de plantas medicinales y otros remedios para curar a los personajes, lo cual (ya sabéis mi faceta de alternativa loca) es fascinante para mí.

Mientras caminemos junto a Aidan dudaremos de lo que va a ocurrir realmente. ¿Va a cambiar de idea o nos va a demostrar lo despiadado que puede llegar a ser? Hay una historia de amor, pero totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados, pues en ella os aseguro que no sabréis de qué lado poneros. 

Uno de mis personajes preferidos ha sido Morgana, a quien no debéis perder de vista porque es un personaje tan impresionante como se presenta al principio. Y también Gomory cuyo pelo coloreó mis páginas durante un rato.

Aidan va a despertar el interés de dragones, druidas y reyes. Sí, de esto también hay en el libro. ¿Cómo un hombre puede captar tanto protagonismo? Queridos lectores, es un hombre que no tiene nada que perder (o eso cree) y abre un círculo de odio, que como todo círculo, en algún punto se ha de cerrar. 

Para mí hay dos finales impactantes, uno al terminar la primera parte (Libro I) y otro al final de la novela (Libro II). En nuestro primer final se concentran todas las reflexiones que se han desparramado por el libro y que se podrían resumir en una pregunta: ¿el dolor se sana con el Amor o con el Odio? Y en el segundo y último final, se presenta un giro argumental ante un gran despliegue de elementos, descripciones y escenas grandilocuentes. En este final se derriba la última pieza del dominó y el círculo se cierrra. Ahora nos costará distinguir dónde acaba y dónde empieza la historia realmente.

Os advierto que vais a leer la historia de Aidan, una historia que habla del perdón o de la venganza (pero nunca de ambos). Vais a reflexionar y a destapar personajes mientras tomáis una jarra de hidromiel en alguna Taberna de Coraterra donde quizás elijáis un bando... Pero cuidado, pues el color de vuestros ojos puede cambiar y el rugido lejano de un dragón os puede alertar de que ya no hay escapatoria: vosotros tampoco queréis perdonar.