¡Hola, queridos reyes y reinas! Hoy os traigo mi primer libro ‹‹from Wattpad››. ¿Soléis utilizar esta red social de libros? Yo tuve la ‹‹app›› una temporada en mi móvil, pero después la borré. Sin embargo, Lucía Zig Zag, autora de Los Gatos Negros de Londres, me ha recordado que hay que estar alerta, porque la buena literatura puede surgir de cualquier sitio.



¿Por qué decidí leer Los Gatos Negros de Londres? Nova Casa Editorial (aquí) se va a encargar de publicar este título a finales de abril y me han ofrecido la posibilidad de leerlo previamente. Recuerdo que en el mensaje hacían hincapié en la alta calidad que tenía la narrativa de la autora. Sólo me fijé en eso y ni si quiera leí la sinopsis. Calidad narrativa. Hacen falta libros con prosa exquisita, y no seré yo quien se niegue a leerlos.

¿Cómo es la lectura de Los Gatos Negros de Londres? Lo primero que descubres en esta historia es precisamente la pluma de Lucía. Todo lo que os han contado es cierto: la redacción de la autora está a la altura de grandes escritoresLos Gatos Negros de Londres hay que leerlo para disfrutarlo, porque desde mi punto de vista, está hecho para recrearse en la propia creación literaria. Es un placer leer narraciones tan bien construidas, con tantas referencias culturales y frases diana, frases de esas en las que clavas tu lápiz para subrayarlas y sentenciarlas al recuerdo.


Lo siguiente que descubres es una historia de decadencia. Los protagonistas son jóvenes de los bajos fondos de Londres que se ganan la vida prostituyéndose y drogándose, porque sí, a veces la droga es una forma de vida. Sin embargo, como toda grieta tiene su resquicio de luz, encontraremos en los personajes una cruda realidad artística, una filosofía callejera que nos taladra las sienes y nos obliga a masticar el mismo polvo que ellos. La autora ha conseguido hacernos partícipes de sus desgracias casi tanto como de la humedad de Londres. También nos ha chutado heroína por la vena y nos regalado algún que otro buen polvo. Escribir sobre drogas, sexo y suburbios es complicado, y requiere mucha documentación y destreza para dejarte con el mal cuerpo que requiere la historia. En esto, Lucía se lleva el Óscar.








Como sabéis si habéis leído la sinopsis (podéis hacerlo ahora pinchando aquí), el eje central de la historia es el robo de un cuadro procedente de una exposición temporal en The National Gallery. ¿Quién roba el cuadro? Los niños de los bajos fondos. Esto me ha resultado un poco inverosímil, y también el proceso de robo y ocultación del cuadro. Sin embargo, mentiría si os digo que me ha entorpecido la lectura, pues a partir de aquí, se mezcla el drama, el ‹‹thriller›› y el sello ‹‹underdog›› que ya venía despuntando durante toda la historia. 

Los personajes son muy creíbles. Me he sentido muy cómoda entre sus diálogos (uno de los mayores puntos fuertes de la historia) y sus situaciones cotidianas. A veces te apetecía echarte un piti con ellos en el sofá, y de paso, unas risas. Me gusta cuando se describen personajes que se hacen amigos tuyos a lo largo del libro. El protagonista principal, Hayden (Gato Negro como apodo), es un antihéroe que va fastidiando todo a su paso. Y me gustaría resaltar algo. Cuando empiezas a conocerle puedes caer en el tópico de que es el malote que después cambia. Pues no. Hayden está podrido. Fin.


Volviendo al argumento, robar un cuadro es peligroso, y venderlo en el mercado negro más aún. Si mezclas arte, mafias y Deep Web, posiblemente el resultado sea algo dramático. Lucía nos ha regalado muchísimas escenas crudas que van más allá de la mera descripción de una sobredosis. Todo el libro en sí mismo se cae a pedazos, como la vida de nuestros protagonistas. Puede ser que se haya abusado del drama, pero al final, comprendes que la totalidad de este libro es gris como su portada y debes integrar las escenas dentro de este espectro de color. En las últimas páginas, la aventura es a contrarreloj y no puedes parar de leer. Ante la imposibilidad de frenar en la carrera hacia la meta, te llevas una porrazo enorme. '¡Vaya final!' Levantas la vista del libro, miras el ficticio cielo londinense de tu habitación, y piensas 'joder, con este clima todo lo que pueda ocurrir es siempre poco'. No, en serio, no esperéis mariposa volando. 

Aesthetic diseñado por La Reina Lectora con imágenes tomadas de la red.

Los capítulos son demasiados largos, pero se compensa con la calidad narrativa de Lucía. Algunas escenas se pueden hacer pesadas, pero se vuelva a equilibrar con las pesquisas de los personajes para poder vender el cuadro o ponerse a salvo de sus perseguidores. Hay un buen equilibrio dentro de la historia. Pero lo que no hay es amor, aunque sí mucha libertad sexual. Me ha parecido raro leer un libro sin historia de amor incluida, ha sido como despertar de un largo letargo donde toda obra introduce besos forzados con cuchara. 

Por último, me gustaría señalar las continuas odas que Lucía dedica al arte. No sé si ha sido un elemento idiosincrático del personaje o es que la autora también lo ama, pero es un guiño continuo a este tipo de expresión como forma de liberar y salvar al mundo. Y es que sin arte, mi querida corte, no somos nada.

En resumen, este libro es un ‹‹underdog›› en toda regla. Un desvalido con las zarpas muy afiladas. Gran calidad narrativa, suspense bien llevado (perfecto para robarte el sueño) y en general, muy buena literatura para aquellos que disfrutéis de historias procedentes de suburbios con altas dosis de pelos y señales. En Goodreads le he dado un 3,9 casi 4 (sé que no se puede, pero en mi mundo de ‹‹yuppie›› sí) porque hay algunas escenas poco creíbles y se regodea demasiado en la expresión. Pero es que este libro es pura expresión, quién soy yo para ponerle nota. Olvidad la puntuación y leerlo.

¿Volverías a leer algo de Lucía Zig Zag? Lucía, sigue escribiendo. Aquí estaré esperando.

¿Y vosotros? ¿Sois más de gato o de perro? ;) ¿Le daréis una oportunidad?