Es difícil hablar de un genio del terror (y de la novela gótica, la ficción fantástica y cósmica,...) del siglo XX. Heredero directo de Edgar Allan Poe y transgresor de su propia literatura, H.P. Lovecraft ha dejado para la posteridad un abanico de expresiones literarias que hoy se siguen venerando tanto como ayer. Para hacer un pequeño acercamiento, tomaremos Relatos espectrales como ejemplo.

Relatos espectrales H.P. Lovecraft

Hay un debate encubierto sobre si eres de Poe o eres de Lovecraft. En la reseña El gato negro y otros cuentos de horror, decimos claramente que posiblemente no hubiese existido un Lovecraft sin la influencia de un Poe. Pero, personalmente, tampoco creo que se pueda reducir a Lovecraft a la herencia de este autor, pues toda su obra supone un paso más allá del que dio Poe. Además, la literatura no puede entenderse sin su contexto histórico y estos autores vivieron en épocas diferentes. Sea como fuere, mi deseo de conocer por fin las obras de Lovecraft y de tener perspectiva para poder valorar aún más las obras de Poe, me empujó a leer la edición de Vicens Vives, Relatos espectrales.

Este libro reúne cuatro relatos que te permiten construir una visión acerca de cómo era la literatura de Lovecraft, ya que todos ellos son diferentes entre sí en cuanto a la temática y el género abordado. Sin embargo, también podemos apreciar algunos puntos comunes que caracterizaban a Lovecraft. Vamos a empezar hablando sobre ellos.

Por un lado, una constante en la narrativa de Lovecraft era la adjetivación hiperbólica, es decir, los adjetivos exagerados. Para muchos, esto constituye el gran defecto de Lovecraft, pero, en mi opinión, es parte de la actitud que el autor quería otorgar al relato. Este escritor se dedicaba a repetir los mismos adjetivos intensos hasta agobiar al lector. Y, al final, es verdad que uno acaba sintiendo claustrofobia estilística.

En relación a las tramas, aunque Lovecraft era un verdadero maestro, en algunas ocasiones estas se hacían previsibles y simplonas, hecho que el autor compensaba con la creación de atmósferas inquietantes. Digamos que Lovecraft pone mucho énfasis en todo lo que rodea a la trama, al igual que lo hacía el máximo exponente de la literatura fantástica clásica: Gustavo Adolfo Bécquer. La verosimilitud de las reacciones de los personajes era también una de las preocupaciones de Lovecraft, pues él quería que sus protagonistas tuviesen respuestas creíbles ante estímulos inquietantes. No quería mostrar el horror directamente (no importaba tanto el componente macabro, coincidiendo nuevamente con Bécquer), sino las reacciones de horror de sus personajes y, para conseguir este fin, era muy importante la credibilidad.


Por último, no cabe la menor duda de que Lovecraft estaba muy interesado en el mundo oculto y místico procedente de cualquier cultura. Para desentrañar y aprovechar al máximo sus relatos, se requiere cierta formación en contextos históricos, culturas antiguas u otro tipo de conocimientos (como por ejemplo, la psicología de Jung o Freud), o bien, se ayudan las notas al pie de página de la edición que se elija para leer a Lovecraft.

Y, ahora, hablemos de cada uno de los relatos. 

El primero de los relatos es En la cripta. Personalmente, lo considero el relato más simplón y predecible de todos, pero, también, el que más se acerca a la influencia gótica. Ambientado en un cementerio o, más concretamente, en una de las tumbas del cementerio, se desarrolla una historia de venganza a lo largo de unas pocas páginas. Una buena manera de empezar suavecito e ir coqueteando con las atmósferas lovecraftianas

El siguiente relato, El ser en el umbral, bastante más extenso, nos traslada al centro de la mitología de Lovecraft, los mitos de Cthulhu. Precisamente, esta nueva expresión literaria (relativa a la mitología) fue lo que renovó el género de terror que había heredado, pues empezó a establecer sus relatos entre el terror y la ciencia ficción, creando lo que posteriormente se ha conocido como la ficción cósmica. Lovecraft, en este relato y en muchos otros relacionados con su ciclo de mitología, mezcla lo sobrenatural con los secretos que pueda albergar el Universo, extrayendo de este último seres intergalácticos desconocidos. 

El ser en el umbral es una simbiosis inquietante debido al terror que desprende, los retos a los que se enfrentan los propios personajes y a la vez, el sometimiento de la condición humana a los designios de deidades malignas procedentes del cosmos. Pero es que además, El ser en el umbral alberga muchas otras peculiaridades. Por un lado, la historia nos es contada al revés (como el libro de Crónica de una muerte anunciada, ¿lo recordáis?) y, por otro, da protagonismo por primera primera vez a una figura femenina. Esta figura femenina quizás sea una proyección de la patológica relación que el escritor mantenía con su madre y su tía, pero cierto es que pocas veces Lovecraft establece el foco de un relato sobre un personaje femenino. 

Por último, me parece necesario señalar que El ser en el umbral también nos acerca a un caso de vampirización. Y es necesario hacer hincapié en ello porque el género vampírico está tan deformado en la literatura actual, que somos incapaces de atisbar otras expresiones del mismo en relatos que a priori no tienen nada que ver con él. De alguna manera, el personaje femenino de este relato se apropia del cuerpo del hombre con el cual se casa y podemos considerarlo como un acto de vampirización. 

Los gatos de Ulthar nos recuerda directamente a Edgar Allan Poe y cierto es que Lovecraft hizo suya esta predilección por un animal tan misterioso y venerado como el gato. Es otro relato bastante inquietante que se resuelve en unas pocas páginas donde, además, aparece la mitología egipcia. La única pega que tengo es que una de las ilustraciones que se incluyen en el libro me hizo spoiler. Cosa que también me ocurrió en otra de las historias. Soy muy sensible a estas cosas y preferiría que no se adelanten imágenes que resuelven ya el final. De hecho, si esto tiene que ser así, ¡prefiero la ausencia de imágenes! 

Por último, Las ratas en las paredes es el relato más simbólico. Haciendo uso de la memoria histórica, de una gran construcción arquitectónica medieval y nuevamente, del ambiente tenebroso, Lovecraft nos va a hablar de la humanidad entera y, a la vez, del propio individuo. El heredero de la abadía de Exham se ve empujado hasta las profundidades de la misma siguiendo el molesto sonido de millones de roedores. En ella descubrirá el peso de sus raíces, pero también, el peso de las raíces de toda la humanidad. La parte subterránea de esta abadía representa para mí el inconsciente personal, pero también, la memoria atávica de toda una generación. ¿Acaso nuestra sociedad no está construida sobre la sangre de los crímenes cometidos por nuestros antepasados? Me parece fascinante la doble regresión que sufre el personaje, el doble mensaje y el insultante horror que recae sobre la humanidad. Este relato parece estar influenciado por autores como Carl Gustav Jung, pero también por otros como Edgar Allan Poe (La caída de la Casa Usher). Y, si atendemos a la lengua que refleja el relato, podemos quizás entenderlo como un guiño a la colonización de Inglaterra por los celtas. Sea como fuere, es una experiencia psíquica regresiva que nos mancha a todos las manos de sangre, concretamente en el escalofriante escenario final.

Leer Relatos Espectrales ha supuesto entender a Lovecraft en muchas de sus variantes. Le he podido disfrutar desde la ficción cósmica, el relato gótico, el terror sobrenatural o desde los miedos más arcaicos del ser humano. También me he acercado a su mitología propia y he entendido alguna de las características que le definen a la hora de escribir. Me parece un libro perfecto, con sus notas explicativas, para adentrarse en el universo lovecraftiano y emprender un viaje de ida sin vuelta, porque Lovecraft siempre es un viaje sin retorno: no puedes parar de leerle.