Julián Gutiérrez Conde es una referencia en el mundo empresarial español. Hace unas semanas, hablé de su último libro, 40 noches en el desierto, AQUÍ. Pero un libro tan personal, en el bagaje de un personaje como él, dedicado sobre todo al mundo empresarial y organizacional, merecía un acercamiento mayor. ¿Quién es realmente Julián Gutiérrez Conde? ¿Y de qué nos habla su libro? El pasado 20 de septiembre, en una bella ubicación de Madrid, tuve el placer de charlar con él acerca de su novela, pero también acerca de la vida y, parte de aquella conversación, la relataré hoy aquí.


Lo primero que descubrí es que hay más de Julián en el libro de lo que parece a simple vista. No voy a revelar su secreto principal, pero sí voy a decir que no todos los personajes que parecen reales lo son y no todos los personajes que parecen ficticios lo son. Hablar con Julián es descubrir sobre todo un impulso creativo fuerte, pues la percepción que me llevé de él es la de una persona con muchas ganas de seguir escribiendo libros, relatando historias y aportando valor a través de las letras, pero siempre con humildad. Por ello, Julián, juega al despiste en sus novelas y aunque él se entromete en ellas en primera persona, puede que no sea el personaje que aparenta ser a simple vista. Solo os aseguro que el autor está ahí, dentro de sus obras, como Velázquez está dentro del cuadro de Las Meninas.

Julián Gutiérrez habla del desierto con la experiencia de quien lo ha visitado bastantes veces. La obra no es el resultado de una experiencia casual, sino de un cúmulo de viajes vividos en tierra arenosa. El autor se presentó como un gran aventurero, pues me relató otras muchas experiencias en distintos lugares. También la experiencia de decidir dejar el mundo directivo para lanzarse de lleno al emprendimiento, una labor que viene realizando estos últimos años y para la cual también ha creado un altavoz: su proyecto DUETS divulga, sin ánimo de lucro, testimonios de personas que han sido capaces de crear sus propios caminos empresariales, a veces, incluso, partiendo de la nada. 

Fuente: https://bim.es/

El escritor dejó entrever que el libro tiene una importante crítica hacia la sociedad occidental. Contraponer la forma de ver la vida de la gente del desierto con la forma en que los occidentales pensamos, sentimos y actuamos, expulsa irremediablemente una serie de críticas que nos dan de lleno a nosotros, a los occidentales. Las prisas, las ambiciones, las tecnologías, la acumulación de bienes... Somos el exceso incluso para recibir la lluvia de las nubes, lluvias que son un tesoro para los habitantes del desierto. En el desierto, según nos relató Julián, las condiciones son muy extremas. En ciertas épocas del año, apenas se puede realizar ninguna labor diurna, y prevalece la vida nocturna. La hoguera es el momento más importante, alrededor de la cual se sienta la comunidad para compartir. Hay algo, en relación a la vida del desierto, que me gustó mucho escuchar. Julián contó que incluso si te aventurabas solo en el desierto, siempre aparecía alguien dispuesto a ayudarte. El desierto aparenta ser un lugar solitario, pero está repleto de gente por todas partes y también de casualidades que te van llevando hasta tu destino. 

Noté al escritor muy preocupado por el rumbo que está tomando nuestra sociedad. Según él, si ahora visitásemos el desierto, nos encontraríamos con el turismo depredador que ya sufrimos en otras muchas partes del mundo. Nos estamos convirtiendo en conquistadores de lugares con nuestras cámaras de selfies y estamos irrumpiendo en las costumbres y en la tranquilidad de muchas zonas. Julián se mostró enfadado con la pérdida de valores que estamos padeciendo actualmente. Vivir como si estuvieses en un eterno verano en el pueblo, lo cual engloba muchísimos significados (jugar en la calle con los amigos, aprender labores manuales desde pequeños, perderse por el bosque y no recurrir al GPS...), se está perdiendo. Y esto parecía preocuparle mucho al autor. Incluso comentó que la vida del desierto se parecía más a la vida que llevaba antes que a la vida que lleva ahora.

Por último, rescato una de las frases que su padre le regaló de joven y que él ha seguido ha rajatabla: «Tienes que aprender a ser montañista, porque aprenderás a vivir con poco». Puede que esto es lo que quiere decirnos Julián con su última novela y otras tantas: menos es más. O al menos, que la vida no es ese «más» exacerbado que nos han vendido.

Ha sido un placer charlar con el escritor y sobre todo, descubrir que le queda un largo recorrido lleno de historias. Pronto seguiremos conociendo más novelas gracias a la editorial Kolima Books. Esperaremos impacientes.