Me sorprenden mucho los autores que se atreven a ir en contra de las reglas de un género y, personalmente, creo que esto es lo que ha hecho Ana Isabel Fernández en su novela En sus ojos habitaba el miedo, una obra de suspense.

Novela de suspense

Una de las cosas que nos enseñó la reina del género negro, Agatha Christie, es que siempre había que comenzar la historia con un muerto en el suelo. Parece que esta regla se ha vuelto imprescindible en muchas de las obras de género policiaco, negro, de suspense y thriller que hemos leído en los últimos años. Y, sin embargo, Ana Isabel le lleva la contraria a la maestra para escribir su libro con sus propias normas. 

Lo primero que me llamó la atención de En sus ojos habitaba el miedo era que no comenzase con un cadáver, aunque sí con una situación de peligro. Esta situación, sin embargo, no va a más y la trama sigue sin un detonante claro. Por el contrario, enseguida descubrimos cuál será la tónica de toda la historia: el estilo narrativo de la autora, otra forma de darle una vuelta de tuerca al género negro. Acostumbrados a capítulos en donde la acción sucede de manera muy rápida y en donde los diálogos prevalecen, En sus ojos habitaba el miedo pausa la narración para explayarse en los detalles, en las descripciones y sobre todo, en la evaluación del mundo interior de los personajes. Se nota que para Ana Isabel sus personajes son muy importantes y, por ello, se recrea en sus pensamientos y emociones sin importarle que esto frene la acción de la trama.

Llegados a este punto, En sus ojos habitaba el miedo se alza como una novela de suspense que sigue sus propias reglas y que nos enseña otro tipo de hacer literatura de género. El argumento va in crescendo, sin prisas, cociéndose a fuego lento. 

La mejor baza de la autora ha sido la agónica atmósfera que soporta a la trama. Sabemos que hay un misterio, que ocurre algo raro, que es cuestión de tiempo que explote el secreto de la adinerada familia Andersson y eso nos mantiene pegados a las páginas. A medida que avanzamos, se van creando conflictos y a mitad del libro, aproximadamente, las cosas comienzan a truncarse más a ritmo de thriller. El final es el punto álgido de la trama que se baja con nuestra espiración final, porque este libro, al final, lo espiramos. 

En sus ojos habitaba el miedo abre la puerta al mundo de una autora que suscita mucha curiosidad. Su anterior novela, Cuando el cielo diga mi nombre, descatalogada en estos momentos, de género urbano, es mucho más emocional y se adentra en la memoria histórica del país, mientras que En sus ojos habitaba el miedo, se adapta totalmente al mundo del suspense. Este cambio de registro es muy atractivo y nos anima a seguir la trayectoria de la autora, tanto en uno como en otro género.