Somos muchas las personas que nos sentimos atraídas por la fuerza arrolladora del mar. No todos tenemos el placer de contar con una playa cerca de nosotros, así que en muchas ocasiones tenemos que conformarnos con imaginarnos dicho rincón. Menos mal que aún quedan libros que nos describen de maravilla esta sensación de salitre y humedad, de olor marino, de profundidades inexploradas, de secretos azules. Hoy os traigo una balada, La balada de Brazodemar... ¿Empezáis ya a escuchar su sonido?



¿Por qué decidí leer La balada de Brazodemar? Crucé caminos con Pedro de Andrés vía online en mis inicios con el blog (por cierto, puedes leer sobre ellos aquí). Recuerdo que tenía su obra en digital en mi ordenador, pero nunca llegaba a leerlo, porque como sabéis, tengo serios problemas para la lectura en digital. Viendo que me era imposible cumplir con la reseña, le remití a otros compañeros para que ellos leyesen el libro y yo tuve que despedirme de Brazodemar. Sin embargo, las cuentas pendientes que resolverías con gusto siempre regresan. Y aquí estamos de nuevo, frente al mar, como viejos conocidos.

¿Cómo es la lectura de La balada de Brazodemar? Podemos comentar muchos aspectos de esta novela. Lo primero, su parecido a obras clásicas tales como Moby Dyck, las novelas de Salgari o incluso, obras de Julio Verne como 100.000 leguas de viaje submarino. ¿Por qué? Ademas de compartir el mar como telón de fondo, tienen una estructura muy similar. El libro de Pedro es una sucesión rápida de aventuras sin mucha profundidad que lejos de ser un punto negativo, le otorga bastante personalidad al libro y le acerca, como os digo, a estas obras que todos conocemos y que nos presentan de manera incansable una aventura tras otra para que el lector no se aburra. Y es que un libro de aventura debe de cuidar su ritmo y llevarlo al término del adjetivo trepidante

Otra característica ejemplar en La balada de Brazodemar y esencial en las novelas de aventuras, es el entorno narrativo. ¿Dónde se ubica la trama y qué capacidad tiene para transportarnos a ella? El mar es el gran protagonista de todo el relato, pues vayamos donde vayamos, siempre está ahí. Y Pedro consigue que en cada lectura, te lleves salitre en la piel. Las islas perdidas, los peligrosos acantilados, la fuerza de una ola, los animales marinos... Todo está descrito de manera magistral. Especial mención a los leviatanes, el animal por excelencia que da forma a esta obra. Su papel es muy relevante y como amante de la mitología, me ha encantado ver a esta figura en el centro de la trama. ¿Alguna vez has cabalgado sobre el lomo de un leviatán? ¡Ya va siendo hora!

Fuente: hdfondos.eu

Pero hay también algunos puntos flacos que no han terminado de convencerme. Por un lado, el autor ha ido introduciendo una serie de relaciones amorosas a lo largo del camino que se van restando sentido entre ellas. Es como si el nuevo romance eliminase la credibilidad del anterior (incluso en la forma literaria). Creo que ha habido momentos en que el protagonista, más que un compañero amoroso, necesitaba simplemente un momento de reflexión que el autor no nos ha regalado. He hablado sobre ello con él y su explicación, por otro lado, me ha parecido plausible. Pedro reconoce que quería hacer que el lector se preguntase si somos realmente 
libres para encarar a las relaciones amorosas. "En ocasiones nos enamoramos y en otras es una pasión pasajera, pero creo que nunca está en nuestras manos decidir sobre tales cuestiones", me comenta. Visto así, puede ser interesante, pero creo que este mensaje no llega al lector y sólo vemos a un personaje con facilidad para el enamoramiento y el olvido. Quizás si no se sucediesen tan rápido, si el protagonista nos mostrase más su mundo interior, o si la cantidad y/o variedad de romances (amor, atracción, enamoramiento, sexo) fuese menor (no se llega a entender que cada romance es una forma de encarar una relación), mejoraría este aspecto.
Asimismo, el protagonista principal no tiene la carisma que se requieren en estos libros de aventuras. Comienza con una premisa interesante, pues es el Censor de Glastonbide, un hombre con una férrea moral cuyas leyes se verán rotas por el primer instalove de la historia. Perdonad que use la palabra instalove porque en verdad, tiene una explicación mágica (que no os voy a desvelar para evitar el spoiler) y hay una manipulación de por medio. Pero creo que esta forma de arrancar al personaje de sus raíces tan repentina, echa por la borda (y nunca mejor dicho) la construcción del mismo. No nos da tiempo para creernos su papel de Censor, y las rápidas aventuras tampoco nos otorgan tiempo para ir afianzando su evolución. Todo es muy superficial y al final, cuando tienes que ver en el protagonista a un líder, te das cuenta de que no has conseguido construirle ese perfil a lo largo del libro. 

Hay otros personajes no tan secundarios que irán apareciendo y desapareciendo durante la trama. Los dos personajes más transgresores, un punto fuerte de la novela de Pedro, son Avaniera (mujer de armas tomar) y Gavlan (un pirata que romperá clichés) desde mi punto de vista. Lo único que le recrimino a Gavlan es que tenga la suerte de aparecer cada vez que Brazodemar está en peligro. Es poco verosímil a menos que le tenga puesto un GPS. Aun así, como comento, creo que el resto de personajes que van apareciendo son muy interesantes y cumplen un papel en la trama importante (es decir, que no están de relleno).



Algo que le ha gustado mucho a los lectores, pero que yo he pasado bastante por encima, son los apodos que el protagonista va teniendo a lo largo del libro. Hasta la última página no sabemos cuál es su verdadero nombre, pero durante la historia, conoceremos muchos nombres posibles. Y ya que menciono la última página, ¡épica batalla final! Como diría aquel pirata, ¡con cien cañones por banda! Aunque los cañones son otra cosa que tendréis que descubrir. Lástima que el cierre verdadero de la novela vuelva a tener aspectos poco creíbles y que se concluya de una manera más suavecita, restando emoción a toda esta batalla.

Fuente: Google
Para mí, este cierre tiene que ver con otras cosas que he visto que ocurren a lo largo de la obra (esto ya es muy personal). Y es que a veces Pedro cuidaba demasiado a su personaje. Le ocurren muchas vicisitudes, es cierto, pero a la vez, el autor también le asiste emocionalmente casi siempre. Cuando tiene problemas, aparece su salvador Gavlan. Cuando está solo, le pone un compañero amoroso. Y al final, procura que se resuelvan todas sus necesidades afectivas, como la de sus orígenes. Se produce un encuentro, nuevamente poco creíble y forzado, para solventar estos orígenes que podría haberse suprimido. A veces está bien dejar misterios en el personaje, le otorgan más fuerza.


Tras leer mi reseña cabe pensar que el libro tiene más peros que pros, pero como conclusión, os confieso que me ha gustado bastante. Creo que es un relato marítimo, de ritmo trepidante, cuya pretensión es hacer pasar un buen rato al lector con sus distintas peripecias. Desde mi punto de vista, no pretende incubar un gran misterio, ni tampoco una profunda reflexión, sino más bien contarnos una serie de aventuras mientras nos empapa de mar hasta las orejas. Para mí es muy difícil terminar una obra si le veo muchas pegas (de hecho, abandono bastantes libros por estas razones), y este libro le he terminado con gusto. Además, volvería a leerlo. Tiene algo especial, quizás sea cosa de la magia antigua. ¿Quién sabe?



¿Volvería a leer a Pedro de Andrés? Sé que tiene más proyectos con este entorno narrativo, así que estoy deseando conocer otras lecturas del autor. Tiene potencial y muy buenas ideas, además, escribe realmente bien. Pasaremos muy buenos ratos junto a sus letras.

Otras reseñas de Ediciones Cívicas:

🔖 El cuento de Dione.


¿Qué os ha parecido este libro? ¿Os gustaría leerlo?