Hoy me he levantado azorada, saltĆ© prĆ”cticamente de la cama, y fui corriendo a travĆ©s del jardĆ­n, porque tenĆ­a un presentimiento. He pasado la noche soƱando con grandes edificios triangulares, que se alzan hacia el cielo entre la niebla espesa. Una figura humana, cuya silueta solo puedo intuir, me habla del poder de los sueƱos, de la necesidad de escucharlos y conocer su significado, pero yo sĆ© que, como la mayorĆ­a de los mortales, habrĆ© olvidado casi todo al despertar. 

Afortunadamente, conozco bien el lugar al que debo dirigirme cuando uno de estos pĆ”lpitos me asalta. Los pequeƱos reflejos, lejos de evaporarse con la luz del sol, me guĆ­an por salones y pasadizos, hasta mi lugar favorito del palacio: La Sala de los EspejosSabĆ­a bien que algo nuevo estaba reclamando mi atenciĆ³n desde allĆ­, y un pequeƱo destello blanco y dorado confirmĆ³ mis sospechas. Un rostro de mirada amable, y sonrisa pĆ­cara, me contemplaba desde el otro lado del espejo. Un dĆ­a os contarĆ© la historia de este mĆ”gico cristal, por ahora baste decir que aquello que en Ć©l se refleja, requiere de toda mi atenciĆ³n.

Por eso, cuando recordĆ© las pirĆ”mides, los sueƱos, las nieblas y el misterio, me alegrĆ© de comprobar que el causante era un viejo conocido. SonreĆ­ y di la bienvenida a mi nuevo huĆ©sped, Leo Mazzola.


Leo Mazzola acaba de publicar SueƱos de Luna, su cuarta novela. Un thriller romĆ”ntico que, ademĆ”s, como es habitual en sus obras, nos propone un viaje Ćŗnico y fascinante. Dejemos que sean sus propias palabras las que nos expliquen mejor todas estas cuestiones.




Cada novela siempre es un reto respecto a la anterior. En Atrapada en Venecia, ya emprendĆ­ el camino de aƱadir el misterio y la intriga a la novela romĆ”ntica convencional. En SueƱos de Luna he querido dar un paso mĆ”s y combinar el thriller con el romanticismo, aunque con un mayor protagonismo de este Ćŗltimo. 



Escribo sobre aquello que me atrae, que me seduce, y pienso, no sƩ si acertadamente, que eso mismo tambiƩn les interesa a mis lectores.

A mƭ me encanta viajar, y ademƔs, cuando leo una novela, agradezco que me transporten a otros lugares, y que me aporten conocimiento, sabidurƭa, ademƔs de transmitirme los sentimientos de los personajes y las emociones de la trama.

Efectivamente, estoy fascinado por Venecia y por Egipto, y, por ello, han sido el escenario principal de dos de mis novelas. Y puedo decirte, ademĆ”s, que toda la exhaustiva documentaciĆ³n que se aporta en ellas, ha sido recogida in situ, conociendo a fondo dichos lugares.




QuizĆ” pueda parecer algo engreĆ­do, pero lo cierto es que no me inspira ninguno, es decir, no tengo a ninguno como referencia. Todo aquello que he leĆ­do habrĆ” dejado su huella en mĆ­, y de todos habrĆ© aprendido. 

Mis lecturas son de gĆ©neros muy variados. Me gusta mucho la novela histĆ³rica, la ciencia ficciĆ³n, la novela negra…, y, en todas esas novelas, agradezco que el romanticismo estĆ© presente, y que las emociones y los sentimientos fluyan entre los personajes.



Sinceramente, no sĆ© quĆ© mĆ”s podrĆ­a hacer para que los hombres leyeran romĆ”ntica. Mis dos primeras novelas forman una bilogĆ­a cuyo tĆ­tulo es Amores Prohibidos. Diario de un hombre. Siempre pensĆ© que, por su argumento, por ser un personaje masculino el indiscutible protagonista de las novelas, ademĆ”s de otros seis femeninos, por tratarse de una temĆ”tica con bastante contenido erĆ³tico y narrado de forma muy explĆ­cita, donde ademĆ”s estĆ”n presentes temas como la infidelidad, las relaciones a travĆ©s de internet, el cibersexo, el mundo swinger… Una bilogĆ­a donde el romanticismo mĆ”s idĆ­lico y platĆ³nico se armoniza con la lujuria mĆ”s lasciva…

Pues nada, quienes me leyeron fueron mujeres. De hecho, me consta que varias de ellas insistieron a sus respectivos maridos o parejas en que debĆ­an leerla (por algĆŗn motivo que no llegaron a confesarme). NingĆŗn lector masculino se ha puesto en contacto conmigo para comentar algĆŗn aspecto de esas novelas, todo lo contrario que ellas.



Sin lugar a dudas, Alejandro, el protagonista de Amores Prohibidos. Diario de un hombre. Es mi alter ego. Muchas de mis lectoras han llegado a pensar que se trata de unas novelas autobiogrĆ”ficas. Reconozco mi complicidad en esa percepciĆ³n, ya que Alejandro es un personaje de mi misma generaciĆ³n, arquitecto de profesiĆ³n, divorciado, con dos hijos varones…, todo ello coincidente conmigo. Pero solo se trata de un juego que he provocado en el lector incitĆ”ndole a preguntarse quĆ© parte de aquello que estĆ” leyendo es real y cuĆ”l es ficciĆ³n, dado que no oculto que la bilogĆ­a se alimenta de vivencias y experiencias personales.



Cuando publico una novela, suelo tomarme un tiempo antes de imaginar tan siquiera un nuevo proyecto. Me implico tanto en la trama y en los personajes, cuando escribo, que me resulta imprescindible dejar pasar unos meses antes de embarcarme nuevamente en otra historia. 
Es algo asĆ­ como el perĆ­odo de duelo posterior a una dolorosa ruptura sentimental, necesario, en todo caso, para cicatrizar las heridas y prepararse para afrontar la posibilidad de un nuevo amor.

Precisamente este tema surgiĆ³ hace unos dĆ­as en la primera presentaciĆ³n de SueƱos de Luna. Un escritor que estaba presente entendĆ­a que hubiera un pequeƱo perĆ­odo de «reflexiĆ³n» (como Ć©l lo llamaba) antes de comenzar una nueva novela, pero para idear un nuevo argumento y planificar su trama. SegĆŗn comentaba, Ć©l ya estaba pensando en la novela siguiente antes incluso de terminar la que estaba escribiendo en esos momentos.

Me gustarƭa que fuera asƭ, acortarƭa los tiempos para publicar nuevas novelas, pero me resulta imposible. Soy como un actor de teatro que interpreta a todos y cada uno de los personajes de su novela, y lo hago sumergiƩndome totalmente en su papel, como si lo estuviera experimentando en mi propia piel. SƩ que te resultarƔ difƭcil de creer, Eva, pero hay una escena en esta novela en la que HƩctor, uno de los personajes masculinos, derrama, sin darse cuenta, una lƔgrima que cae sobre su taza de cafƩ, mientras estƔ intentando convencer a su expareja, Alba, para que vuelva con Ʃl. Es una escena muy tensa y emotiva, que sucede en una cafeterƭa, sentados ambos alrededor de una mesa.
En realidad, no imaginĆ© ese suceso. Mientras estaba escribiendo la conversaciĆ³n entre ambos, era tanto el dolor que sentĆ­a interpretando a HĆ©ctor, que, sin querer, una lĆ”grima brotĆ³ de mis ojos y cayĆ³ sobre el teclado del ordenador. PensĆ© que si me sucediĆ³ a mĆ­, bien le podrĆ­a haber pasado a Ć©l, asĆ­ que lo incorporĆ© en la novela como te he relatado.

De ahĆ­ esa necesidad de recuperaciĆ³n emocional despuĆ©s de terminar de escribir una novela. AĆŗn tengo muy presente todo lo experimentado por cada personaje, y necesito una «terapia de desintoxicaciĆ³n», por llamarlo de alguna forma, para poder concebir e ilusionarme nuevamente con otra historia y nuevos personajes.


¿Os ha gustado conocer mejor a Leo Mazzola? Si os ha parecido interesante y querĆ©is conseguir su Ćŗltima obra, SueƱos de Luna, podĆ©is hacerlo pinchando en la imagen bajo estas lĆ­neas. TambiĆ©n podĆ©is seguirlo en sus redes sociales, para no perderos nada sobre su trabajo y sobre sus prĆ³ximos proyectos.