"¿Cómo coronas me enganché tanto a Friends?", esta es la pregunta que resuena en mi mente sin parar desde hace semanas. "Pero si no eran graciosos",  sigo diciendo mientras empuño el mando de la tele y lo apunto, con la boca llena de comida, hacia la televisión. "Y encima está llena de situaciones absurdas", continúo rumiando mientras suena la alegre cancioncilla de la cabecera de la serie. Después mando callar a mi novio, que está queriendo comenzar una conversión, y le hago una bonita declaración: "Esta próxima hora en la que estaré en modo zombi delante de la pantalla del televisor, te la dedico por haber sido el causante de que ya no pueda vivir sin FRIENDS". Y doy un par de golpecitos con el mando hacia su dirección de forma amenazadora. 


Estás hoy en una sección muy personal de mi web: La Reina Descalza. En ella me desmeleno to'a y te cuento los pormenores de la vida en Palacio. También mis pensamientos y sentimientos. Por esta razón mereces que te confiese cómo coronas me enganché tanto a FRIENDS, una serie que sencillamente desconocía.

Todo comenzó en Primark. No soy yo mucho de centros comerciales (demasiada gente, demasiadas luces, demasiado debilidad para resistir las tentaciones), pero paseando por la Gran Vía de Madrid, ¡a ver cómo no entras en Primark! Total, que husmeando las monerías de esta tienda, vi una sudadera blanca sobre la que se lucían unas letras negras que parecían escritas sin ganas: FRIENDS. Me quería sonar de algo esta tipografía, pero hasta que mi novio no llegó a mi altura y me soltó guasón "¿ahora quieres comprarte una sudadera de Friends?" no me interesé por su significado. "¿Qué es Friends?", le pregunté como si acabase de aterrizar en el planeta Tierra. A lo que contestó: "¿En serio nunca has visto Friends?" Supongo que en esos momentos se replanteó nuestra relación, pero por suerte, debía de quererme mucho más porque a día de hoy sigue conmigo.



La respuesta a la pregunta llegó semanas después cuando dimos con dicha serie televisiva haciendo zapping. "Esto es Friends", me soltó. Cinco minutos me bastaron para hacerme una opinión sobre ella: "qué tontería de serie". Para mi gusto, sobreactuaban, eran excesivamente ridículos y la mayoría de ellos me ponían de los nervios. Pero Neox no se rindió fácilmente y mi novio tampoco, y siguieron emitiendo capítulos religiosamente todas las tardes después de comer. Así que empecé a preguntar: "¿Y ese quién es?" "¿Pero esos dos están liados?" "¿Esto exactamente por qué ocurre?" "¡¿En serio sale Brad Pitt en la serie?! No lo uses como reclamo, ¡eh!"

Y sucedió la magia. Brad Pitt, efectivamente, salió en la serie. Pero no llegó a eclipsar a los seis personajes que ya me tenían ganada: Chandler, Phoebe, Monica, Ross, Rachel y Joey. También me di cuenta de que había estado usando O-H- M-Y- G-O-D- todo el tiempo sin saber que esta frase había salido inicialmente de allí. Entendí la broma de Central Perk y empecé a reconocer un montón de sillones en series televisivas basadas en Friends así como influencias de esta sitcom por doquier. Así que al final iba a ocurrir, yo también me iba a enganchar a Friends por culpa de mis horribles horarios de comida, el freak de mi novio, las escasas alterativas televisivas a las 15:30 de la tarde y la estúpida química cerebral con su tendencia a la habituación. 


Horarios tardíos de comida + Novio freak + Pocas alternativas televisivas + Cerebro puñetero = ¡Adicta a Friends



Pero no sería sincera si achacase todo a factores externos. La propia serie tiene algo muy especial. Son capaces de suscitar carcajadas con situaciones absurdas, y esto, de verdad, no es fácil. Gira entorno a la amistad y a las situaciones divertidas entre amigos y, por lo menos a mí, me produce mucho amor. ¿Quién no querría vivir esas aventuras con sus colegas? Además, por mucho que crezcan, y por muchas responsabilidades que tomen, siempre siguen juntos. Pero hay quienes están mazo enfadados con esta serie, porque al parecer, han engañado a toda una generación: artículo de El País. Pero yo, que he llegado 20 años tarde a esta serie, estoy encantada de que me engañen. ¡Ahora me gusta mucho más el tedio de las 3 de la tarde! ¡Es la antesala para ver Friends!

Sé que hay muchos profetas que día y noche lucháis para que vuestros allegados, ya sean amigos, familiares o gente que pasa a vuestro lado por la calle, terminen enganchándose a esta serie. Vuestra labor algún día será recompensada (y mando un beso a Lidia Galiana, escritora de Entre tulipanes, que es una de estas profetas). De momento aquí tenéis una adepta más para vuestras filas. Y un post más para vuestra causa, nobles hermanos. 



Si no lo estás, no comentes nada, que te van a salir al paso mínimo cuatro obsesionados de la serie para intentar convencerte. Aunque si te dejas convencer... Descubrirás un nuevo mundo de posibilidades. 


Con premeditación y alevosía,