¡Hola, queridos seguidores! Tras la resaca del sorteo y de las vacaciones de Semana Santa, por fin os traigo una nueva reseña. Esta reseña es muy especial porque hacía mucho tiempo que no me topaba con un libro tan inquietante y desmesuradamente realista, aunque sin embargo, se trate de un género surrealista. Cuánta contradicción cuando a la infancia le robas el prefijo ⟪in- y le añades el or-: Orfancia


¿Por qué decidí leer Orfancia? Cuando se escribe sobre la infancia, en general, o se idealiza o se traumatiza. Pero este libro me transmitía algo más allá de esos extremos: la inquietante rutina infantil. Athos me presentaba el caldo de cultivo de los miedos y demonios infantiles. ¡Ya era hora! Pues todos hemos experimentado, aunque quizás no lo recordemos, la oscuridad y humedad de esa cueva donde albergan nuestros primeros años. Aquellos días de orfancia

¿Cómo es la lectura de Orfancia? Rara y jodidamente brillante. Perdonad la palabrota, pero así es. Nos enfrentamos a un relato (cuento, fábula, "antinovela de formación" como lo define el autor) narrado en primera persona por un niño, que se divide en cuatro grandes bloques que corresponden a cada estación: primavera, verano, otoño e invierno. Los capítulos son cortos, lo cual le otorga un ritmo rápido de lectura, y la prosa es muy metafórica, con lo cual se gana mi amor eterno. Pero adentrémonos en el meollo psicológico y característico de la novela.

He leído muchas reseñas sobre la obra y creo que hay personas que se han quedado con una lectura demasiado superficial. Es un libro que habla sobre la digestión, aunque no lo parezca, y por tanto, debemos llevar a cabo también nosotros un proceso digestivo con él. En la vida no sólo se digiere comida, sino patrones, pensamientos, miedos y otras muchas vivencias que nos llevan a ser el adulto que hoy somos. Nuestro protagonista teme comer porque piensa que sus padres se lo comerán cuando engorde. Y en realidad, el personaje nos está diciendo que teme crecer porque la sociedad se lo comerá cuando lo haga. Se lo tragará y formará parte de la gran masa uniforme. ¿Es un libro que habla de la uniformidad de los adultos? Es un libro que habla de casi todo, por eso es tan potente.

Para mí tiene dos grandes puntos fuertes: el mensaje, el cual ya os he adelantado un poco en el párrafo anterior, y la parte turbia del ser humano (que comienza en la época más "inocente"). Athos ha incluido muchas situaciones desagradables, que nos harán incluso contener una arcada u odiar al niño protagonista. Pero todo ello sólo pretende ensuciar el relato, para que sintamos la asfixia, la presión, el olor a vomito, la podredumbre de lo más profundo del ser cuando éste no está aún formado. Y en nuestro papel de lector adulto, posiblemente, no entendamos al niño en muchas ocasiones. Pero algo se remueve dentro de nosotros, es el otro yo, el que empatiza con Orfancia. Los padres del niño tampoco le entienden, y hacen todo lo posible porque coma, se integre en la escuela, juegue con los niños... ¿Entonces por qué tenemos la misma sensación que el protagonista? ¿Por qué parece que los padres no son de fiar? ¿Por qué sentimos un escalofrío y cierto desamparo a pesar de sus cuidados? Porque tememos que esos adultos, que ya fueran comidos, nos coman ahora a nosotros. Y aquí hay otro mensaje: los adultos se preguntan muchas veces qué han hecho mal con los niños, cuando en realidad deberían preguntarse qué han hecho mal con ellos mismos. Gracias Athos por expresarlo tan adecuadamente en una de tus entrevistas

¿Creéis que al final el niño come? ¿Pensáis que este chiquillo superará sus miedos? El final, o las partes finales, han sido también muy comentadas, pues los hábitos que va adquiriendo el protagonista no son demasiado sanos. Pero nuevamente se representa en él las pulsiones (¡cuidad! Aléjense los anti freudianos) mas profundas, el salvaje animalillo infantil (¿estáis pensando en El Señor de las Moscas? Yo también). Y la gran ópera prima se encuentra en la última página. La gran metáfora, el cuadro más surrealista de todo el libro, y desde mi punto de vista, la descripción más escalofriante e inquietante de todas por su doble significado. Ya pasó la orfancia y llegó la hora del festín alimenticio. Ya lo expresó Goya antes que Athos: Saturno acaba devorando a su hijo. Pero, ¿acaso sabes, astuto lector, de qué manera? Prueba a leerlo.

Athos Zontini ha dicho que "un buen libro alimenta las dudas y no las certezas del hombre". Este libro es precisamente una duda constante que se instala en nosotros, una necesidad de seguir leyendo para conocer el destino incierto del pequeño. Una oda entre la arcada y la genialidad. Un plato exquisito para comer y luego vomitar en nuestra psique, en forma de nuevas maneras de entender al ser humano. 

¿Volvería a leer algo de Athos Zontini? Me gustaría mucho seguir la pista de este autor, y de hecho, es lo que haré. Espero de él grandes obras.

¿Quién ha leído este libro? ¿Cuál es vuestra opinión? Espero vuestra visita, y os la devolveré muy pronto.