Hola mis preciosos reyes y reinas, ¿cómo estáis? He tenido una semana muy emocionante porque visité la Feria del Libro de Madrid, sobre la cual pronto os traeré una crónica. Pero hoy toca volver a reseñar un libro, y para estrenar el mes de junio, he elegido La Maestría del Ser de Don Miguel Ruiz, editado por Ediciones Urano (aquí).



¿Por qué decidí leer La Maestría del Ser? No he leído nada sobre filosofía tolteca y tampoco había tenido antes el placer de leer a este autor o a su padre (escritor del famoso libro Los Cuatro Acuerdos). Así pues, encontrar La Maestría del Ser despertó mi curiosidad.

¿Cómo es la lectura de La Maestría del Ser? La Maestría del Ser es un libro que puede catalogarse dentro del género autoayuda/espiritualidad. Por tanto, en él vamos a ir descubriendo las reflexiones que Don Miguel realiza sobre su forma de entender la vida. Cada vez que leo un libro de este estilo, espero de él cierta reacción, es decir, espero que el libro sea capaz de remover algo dentro de mí y tenga potencia. Actualmente parece que hay una tendencia en alza de mezclar muchos temas a la vez dentro de este género (por ejemplo, tratar varios aspectos de la vida de un individuo sin centrarse en uno sólo) y por otro, rebajar la espiritualidad con términos más pseudocientíficos para que el lector no se asuste. En La Maestría del Ser tenemos poco de lo primero y mucho de lo segundo. Me explico a continuación.

Me agrada que Don Miguel se centre siempre en el mismo foco. Para él, la domesticación y los apegos son los pilares del sufrimiento humano. Leyendo este libro he tenido muy claro en todo momento cuál es el concepto base, sin embargo, me ha parecido una exposición muy superficial y técnica. Soy psicóloga, he leído muchos libros sobre psicología, y este bien podría etiquetarse como uno de ellos. Personalmente, me apena esta etiqueta porque esperaba de él un mensaje más emocional-espiritual, más sobre la sabiduría tolteca ancestral. En estos casos me da la sensación de que para llegar a un mayor público, se debe hablar en un argot más científico (también debo reconocer que nunca me he llevado bien con los términos domesticación y apego). 

De este libro sólo os puedo decir que es una exposición sencilla y cercana: los ejemplos son muy cotidianos, el vocabulario es muy común y la terminología que usa ya se encuentra en nuestra jerga cotidiana. Sin embargo, no lo puedo valorar con la suficiente fuerza emocional para crear un cambio real, pues me ha parecido un poco frío (creo que echa mano de las herramientas racionales para crear cambio de conciencia, y no de las herramientas cálidas que tocarían más el corazón del lector). Además, mueve a confusión, ya que transmite cierto aura de sabiduría antigua, profunda, y después te encuentras con un ensayo más común de lo que nos esperábamos. Tenía la esperanza de que el camino tolteca hacia la liberación personal era diferente a las terapias que se pueden encontrar en una consulta psicológica. Esperaba un discurso más ancestral.

En cualquier caso, los libros de este tipo son quizás los más subjetivos. Un lector puede tener claro que  no le gusta, por ejemplo, la ciencia ficción, pero cuando se trata de los géneros que apelan por el cambio de conciencia, cualquiera de ellos te puede sorprender. Cualquiera de ellos puede ser el tuyo. Y quién sabe si tu libertad personal se encuentra en éste.


¿Volvería a leer algo de Don Miguel Ruiz? Por el momento no. Quizás sí me animo con Los Cuatro Acuerdos de su padre, porque es un libro que si os soy sincera, tengo pendiente desde hace mucho tiempo.

Y tú, querido lector, ¿te sientes atraído por este libro? ¿Qué te transmite la portada? ¡Nos leemos en los comentarios!