Esta mañana me he despertado con miedo. Bueno, realmente, llevo varios meses con miedo, exacerbados por los picos de estrés de la vida diaria. Pero esta mañana, al despertarme y usar mi aceite esencial de vetiver, he descubierto que no tenía olfato. Automáticamente, el miedo al virus con el que llevamos conviviendo en los últimos años, se ha instalado en mi pecho y por casi entro en pánico. Al final ha resultado ser un embotamiento de los sentidos porque a medida que me desperezaba, ha ido regresando el olor a las cosas, pero me he tenido que meter un chute de valeriana para comenzar el día. También he decidido postergar mis quehaceres del trabajo para leer antes unas líneas del libro El miedo es de valientes de Julio de la Iglesia

Este tipo de libros (muchos de ellos de mi estantería de Alienta editorial) son para mí como un botiquín de emergencia. No solo suponen una grata lectura y un enorme aprendizaje, sino que tenerlos repartidos por la casa me permite acudir a ellos en momentos de crisis que, siendo yo hipocondríaca por naturaleza y una sufridora crónica de ansiedad, no son pocas. De hecho, ahora mismo, me estoy inmolando al escribir la frase anterior (hipocondríaca por naturaleza y sufridora crónica de ansiedad) según El miedo es de valientes, pues no estoy usando el lenguaje a mi favor, sino en contra. De ahí la importancia de no solo leer, sino releer libros tan enriquecedores como el de Julio de la Iglesia.

Julio de la Iglesia es Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos. También ponente de dos charlas TED, Top 100 conferencistas y coach de prestigio. A mí con lo de los explosivos me ha ganado. Me pongo en su piel, o en algunas de las situaciones que el autor relata en el libro, y soy capaz de experimentar las cien mil sensaciones que se deben de tener en esos momentos. Así que estoy dispuesta a escucharle hablar sobre el miedo y sobre la valentía con tan tremendo currículum.

El valiente no lucha porque tema lo que tiene delante, sino porque ama lo que tiene detrás.

En primer lugar, Julio nos pone en contexto, contándonos quién es y por qué escribe este libro, a modo de introducción, en El miedo es de valientes. No son muchas páginas, podéis estar tranquilos. Después, pasamos a un capítulo que pretende mirar al miedo directamente a la cara. De hecho, se titula así. Aquí de la Iglesia lo deja muy claro: la palabra clave contra el miedo es seguridad. Seguimos conociéndole un poco más y pasamos a tres lecciones fundamentales. Todo ello para prepararnos antes de preguntarnos qué es el miedo, cuáles son sus respuestas fisiológicas, cuáles son algunos cuadros patológicos en donde actúa como el trastorno por estrés postraumático y cómo este puede servirnos de puentes para cosas como el éxito

El miedo es de valientes de Julio de la Iglesia está muy bien porque va intercalando partes más instructivas con experiencias personales y no parece seguir un esquema muy rígido de contenidos, sino que la charla con el libro se hace muy amena y fluida. Además, siento que es un manual muy directivo, es decir, cada frase es como una flecha (la misma sensación que sentí con El pequeño libro que hará grande tu vida de María Fernández) que pega en la diana de nuestra mente con pocas posibilidades de mirar hacia otro lado. Es una lectura que cala. 

Mi parte favorita se encuentra en la sección de Estrategia y táctica. Es decir, su fórmula MC4. En concreto, en cómo el lenguaje nos influye. Si nos decimos que no podemos hacer algo, seguramente, no lo conseguiremos. Y, aunque esto parezca muy básico y de conocimiento general, no deja de impactar la forma en que de la Iglesia te lo cuenta.

El miedo es de valientes de Julio de la Iglesia es una lectura imprescindible para quienes desean gestionar esta emoción que, usada a nuestro favor, puede ser una gran aliada. Sirve como botiquín de emergencia o como lectura inspiracional, pero sea como fuere, es una flecha que impacta directamente con nuestros temores y nos ayuda a controlarlos. 

blog de reseñas de libros la reina lectora