Normalmente, las historias sobre cuestiones postapocalípticas se ambientan tiempo después del hecho desencadenante. Sí que se hace referencia a aquello, por lo general mediante flashbacks, pero la historia no sucede durante esa época, sino que la ha dejado atrás hace ya bastante. Por eso, un factor que me resulta muy interesante de este noname (escrito así, en minúscula), de Mariano Barbarroya, es que el detonante de ese futuro que pinta bastante peor nos sucede alrededor, somos partícipes de él, estamos en todo el meollo del asunto, y eso hace que la lectura siempre sea más atractiva.

noname (aún tengo que acostumbrarme a que la primera palabra de una línea vaya en minúsculas) se llama así porque es el nombre de una nueva especie que acecha en el futuro, aunque eso de acechar no me parece lo más adecuado, bueno, ya lo decidirá el lector, pero tengamos claro que, una vez más, de lo que se trata en este tipo de literatura es de juzgar el comportamiento de nuestra especie. Ya pasaba en Alien, que no es una película de alienígenas, aunque lo parezca, ya pasaba en Blade Runner… Ha pasado hasta con los Gremlins, diría yo.

Y el libro de Mariano Barbarroya no es una fábula hueca ni un mero adorno para un argumento común, ni mucho menos; hay sesudos debates científicos, incluso de estos debates sale uno de los personajes más carismáticos de la obra, uno de esos que al principio te caen mal y luego… Bueno, que ya juzgará el lector. Una cosa que pasa mucho también con este tipo de obras es que hay que cuidar bien lo que se dice porque caer en el spoiler es sumamente fácil. Pero yo he venido aquí a contaros qué me ha parecido noname, y eso tengo que hacer.

Por lo pronto, del debut literario de Mariano Barbarroya, sí que tengo que destacar una facilidad para meter al lecto dentro de la obra como pocas veces he visto. Está una leyendo una escena normal, en un pueblecito tranquilo, con una ranchera que aparca frente a un comercio, y de repente está una allí, porque los diálogos son muy fluidos, no son reiterativos, y llegas a conocer bien a los personajes. Y es paradójico porque al que mejor creo que llegas a conocer es al principal, que tampoco es que sea muy pródigo en palabras y que, a mí personalmente, me ha dado mucha rabia en muchas partes de la historia, aunque hay que decir que al final te haces una idea de por qué actúa como actúa. 

La narración está estructurada desde varios puntos de vista, y eso también contribuye al dinamismo de la obra y a poder formarnos una idea más global de lo que pasa. Es una técnica, desde mi punto de vista, arriesgada, si bien cada vez está más de moda, porque a pesar de esos beneficios que mencionábamos, al principio se corre el riesgo de ofrecer demasiada información al lector, saturarlo y perderlo para siempre; no obstante, Barbarroya lo solventa con nota, debo confesar.

¿Y qué decir de los villanos? Personalmente, opino que los villanos, para ser atractivos, deben ser como los de Batman, es decir, gente con una historia detrás y unas motivaciones, no histéricos que quieren conquistar el mundo porque sí. En este sentido, el personaje de Aldo creo que va a gustar bastante a los lectores, y además contiene una sátira política bastante buena y representativa. De hecho, cuando una termina de leer noname, lo cierto es que no tiene muy claro si encuadrarlo dentro de la categoría de thriller, ciencia ficción o sátira política, porque la carga también es fuerte, aunque no tanta como para que los amantes de desconectar de la realidad deban temerla.

noname de Mariano Barbarroya es un libro con una trama muy cuidada, que ha sabido estructurar para atrapar al lector, meterlo de lleno y hacerlo partícipe de la trama, al tiempo que ponerlo en la tesitura de juzgar qué futuro merecemos como especie.