Descubrimos al escritor toledano A. J. Ráez con el primer tomo de su bilogía, 2049, reseñado en esta web hace algunas semanas. Ahora, cerramos la historia de este mundo post apocalíptico con ambientación española leyendo 2050.

Tengo cierta discrepancia con los títulos de libros numéricos, así que antes de entrar a valorar la trama de 2050 en sí misma, sí me gustaría comentar que como antesala para una historia, una fecha como título, tiene poca fuerza. En la portada de los libros de A. J. Ráez queda muy impactante, pero a la hora de manejarnos con ellos o de prever qué nos vamos a encontrar, nos dicen bien poco. 

A. J. Ráez es un escritor de novela de ciencia ficción cuyo argumento comienza el 23 de junio de 2039, cuando los eternos descienden de los cielos aniquilando a miles de personas en el planeta Tierra. Nadie parece vencerlos, pero eso pronto cambiará. Samuel, un joven de la sierra de Guadarrama, les plantará cara y forjará una leyenda que nos lleva directamente hasta la batalla final librada en San Lorenzo de El Escorial. 2049 termina aquí, en dicho enfrentamiento. Ahora, Samuel Costa forma parte de un grupo de humanos que lucha por recuperar su mundo. En 2050 salimos de España y nos dirigimos hasta el corazón de Europa, en donde se encuentra la clave para expulsar, definitivamente, a los eternos. ¿Lo conseguirán?

Vemos que esta segunda parte mantiene la misma premisa que la primera: el enfrentamiento con los invasores extraterrestres. Sin embargo, A. J. Ráez, muy inteligentemente, amplía horizontes y escenarios y nos saca fuera de escena para poner en juego un secreto de gran valor (una potente energía de naturaleza desconocida) y un nuevo objetivo.

Lo primero con lo que nos encontramos en 2050 es con la resolución de esa batalla final que se propone en el primer libro. Así pues, la novela comienza con una carga emocional muy alta. Se nos encoge el corazón ante los últimos acontecimientos y, sin tiempo para digerirlo, un nuevo conflicto in media res nos asalta, pues el grupo de Samuel parecen estar dirigiéndose hacia alguna parte.

En este segundo tomo he notado, también, mucha más acción que en el primero. En 2049 encontrábamos, como ya adelantaba en la reseña, parte de la cotidianidad y el día a día de los personajes, momentos en los que Ráez narraba la vida de esos personajes en su propio post Apocalipsis, pero aquí el conflicto está totalmente presente en cada página lo que lo convierte en un libro de lectura más adictiva y ágil. 

El estilo narrativo de Ráez sigue siendo el mismo, cercano y fresco. Muchos diálogos a través de los cuales vamos conociendo las interacciones de los personajes y, sobre todo, sus planes.


-Hace un momento has dicho que lo veías todo muy oscuro -dijo Daniela-, ¿qué ha cambiado?


Más frases épicas, más momentos de tensión, más emoción. En general, hay un poco más de todo en 2050. Me atrevo a decir que incluso me ha gustado más que el anterior.

Hay que tener en cuenta que en las novelas de ciencia ficción siempre estamos ante un mundo que nos es extraño. Es decir, es nuestro mundo, porque muchas de ellas parten precisamente de lo conocido, como en el caso de Ráez, para plantear la historia. Pero está distorsionado por los acontecimientos. Hay nuevos seres (como los eternos), nuevas maquinarias y tecnología, y también nuevas estructuras sociales. Es inevitable que una historia de scifi no nos aliene de cierta manera. Pero aquí, en la bilogía 2049/2050, los personajes siguen siendo tremendamente humanos. Tanto como para pensar en pedirle matrimonio a alguien en mitad de su peor momento o luchar por sobrevivir para recibir un «sí quiero» y esa humanidad en tiempos de crisis hace bastante especial a las novelas.

En 2050 también tendremos la oportunidad de conocer más de cerca a los eternos, e incluso negociar con ellos. A los lectores, al fin y al cabo, nos gusta conocer al enemigo. Y habrá enfrentamientos, por supuesto. En 2049 sabíamos que la gran batalla se libraba al final, pero aquí puede saltar por los aires en cualquier momento.

Hay coherencia interna ante la tecnología que A. J. Ráez plantea porque en 2050 se mete en nuevas formas de energía y nuevos artilugios que, como en toda historia del género, hay que defender con argumentos lógicos. Y se plantean nuevos dilemas de esos que nos dejan pensando qué haría uno en su lugar. 

Y el final... El final es muy bonito. Más bonito que en 2049, sin duda.


He recordado que necesitábamos esa oscuridad para encontrar nuestra estrella.


2050 del escritor de ciencia ficción A. J. Ráez es un viaje sin parangón responsabilidad de la raza humana. Es una historia que comienza in media res, tras un duro golpe sufrido en el anterior tomo, 2049, y que nos regala, sobre todo, emociones a flor de piel y actitudes muy humanas en un mundo que lucha por su supervivencia. Es la segunda parte de una bilogía que trae un poco más de todo y que cierra con un final muy satisfactorio. Un broche de oro para esta historia futurista.