reseña del libro señales de Laura Lynne

No he podido parar de llorar.

El libro cuenta cosas como que alguien entra a una sala decorada con cuencos con miles de naranjas y, al leerlo, yo me pongo a llorar. 

Pero lo que no sabéis es el por qué.

Supongo que a todos nos han perseguido alguna vez las señales. Algunos las hemos visto y otros no. Pero todos tenemos historias alucinantes, en el inconsciente o en el consciente, sobre este tema. Personalmente, siempre he sido una persona muy abierta a este tipo de fenómenos. Mi padre me enseñó a tomarme las sincronicidades de la vida, las intuiciones o los encuentros fortuitos con elementos raros como un mensaje. Así que me he pasado mis 30 años leyendo no solo libros, también sucesos. Es por ello que Señales de Laura Lynne ha sido mucho más de lo que esperaba.

¿Y qué esperaba?

Supongo que una especie de La interpretación de los sueños de Sigmund Freud, pero con el tema de las señales. Un diccionario que me descifrase algunas de las coincidencias más comunes que se suelen interpretar como mensajes. Por ejemplo, ahora está muy de moda las horas repetidas, como ver el 11:11 en tu teléfono móvil (mi hora espejo favorita). Pero no. Señales de Lynne es mucho más.

Laura nos cuenta historias. Historias que te ponen la piel de gallina a poco que tengas un poco de sangre en las venas. Ella habla del Otro Lado como un lugar paralelo, una continuación a nuestra propia existencia, en donde seres de Luz, seres queridos que han realizado el tránsito (me encanta que use esta expresión en vez de nuestro verbo "morir") o la propia Fuente, Dios, se mantienen junto a nosotros para guiarnos en nuestro camino del Alma. Y, desde allí, nos mandan señales. 

¡Súper apto para curiosos!

La obra está dividida en cuatro partes. En la primera, nos expone situaciones que no nos son indiferentes. Nos recuerda que los que ya no están, siguen aquí, con nosotros. Y a mí ya me hizo lloriquear en este primer tramo.

En la segunda parte, nos anima a crear nuestro propio lenguaje para hablar con el Universo, con nuestros ángeles de la guarda, con nuestros antepasados... Con quien creamos que está más allá. Y esto me parece muy divertido. ¿Qué perdemos? Absolutamente nada. La verdad es que en mi caso siempre he sido mejor recibiendo que pidiendo. Creo firmemente que cuando le pido al Universo una señal blanca, él me envía una roja. Si le indico que me salude con la imagen de un perrito, se aparece ante mí un... no sé... un hipopótamo. Todo muy raro. Parecemos la personificación del juego infantil el teléfono escacharrado. Sin embargo, cuando no pido nada, recibo mucho. Te cuento una anécdota.

Me gustan mucho los ángeles. Creo en ellos, pero a veces tengo días malos y lo mando todo al garete. También la fe. Así que heme ahí una tarde enfadada, diciendo que pasaba de ángeles y sucedáneos y 1que ya estaba bien de creer en tonterías. Automáticamente, al encender el ordenador, recibí la notificación de que había ganado un concurso al que se habían presentado miles de personas. Estaba organizado por la editorial Urano y el premio era... un libro de ángeles. Touché. Pero no esto no es todo. Pasó un mes y el libro no llegaba. Así que tuve otro día malo. Ya sabéis. Vuelta al ruedo. A la mierda los ángeles. Ya no creo en nada. Y bajé al buzón y... había llegado el libro de los ángeles.

reseña del libro señales de Laura Lynne

Algunas señales que me gustaría establecer con el Otro Lado.

Tengo muchísimas historias de este tipo, pero leer las de Laura Lynne me han parecido aún más alucinantes. Son relatos realmente poderosos, con nombres y apellidos. Y que a mí, al menos, me han emocionado tanto hasta hacerme llorar.

La tercera parte de Señales de Laura Lynne se titula «Navegar por la oscuridad», porque la sombra, sin duda alguna, siempre está ahí. Y ¿cuántas veces una decisión que parece absolutamente aleatoria no nos ha salvado de una tragedia? ¿Seguro que era tan aleatoria?

La última parte es preciosa. Nos empuja a permanecer en la luz. Y yo diría más: en el mundo, en la magia del mundo, en todo esto que nos conecta a todos como manojillos de energía que somos. Señales es un chute de conexión, un regalo envuelto con un lazo precioso. Una obra llena de símbolos con un poder propio. Y estos símbolos son enviados por los que no están encerrados en la habitación cerebral y material en la que nosotros nos hallamos: nuestro cuerpo, nuestro cerebro, nuestros límites. 

Señales de Laura Lynne ha sido precioso y emotivo. Me ha hecho llorar leyendo algunos testimonios, me ha puesto la piel de gallina disfrutando otros y me ha expandido un poco más el corazón y los sentidos para estar alerta a esa música que suena a nuestro alrededor, pero que pocas veces escuchamos. Y, con suerte, quizás iré perfeccionando cada vez más mi lenguaje con el universo y, un día, cuando le pida limones, no me lanzará manzanas. O, si lo sigue haciendo, quizás también esté bien. Puede ser nuestro modo de ir a contracorriente y entendernos igualmente.

Gracias, Laura.