9:30. Gran Vía de Madrid.
Mi mano se alzaba una y otra vez con la esperanza de volverme visible para alguno de los taxis que a aquella hora transitaban la avenida. ¿Resultado? Nulo. ¿Objetivo? Llegar a tiempo a la cita con Ken Follet.
Me vuelvo, entro en el hotel y les pido por favor que me soliciten ellos un taxi. Aprovecho el impasse para revisar las notas del móvil. «El círculo de los días» es como reza el nuevo título del gigante de la literatura. No leo nunca las sinopsis, pero la portada me parece bastante esclarecedora. En su anterior novela, Nunca, me costó más averiguar de qué iba.
«Ya viene de camino el taxi. Puede esperar aquí y él entra a buscarla». ¿Que el conductor entra a buscarme? No soy tan clasista, así que vuelvo a la calle y mientras intento adivinar cuál será mi coche, pienso en el que es uno de los lanzamientos más importantes de la temporada editorial. No lo digo yo, lo dirá después la editora. Como cabría esperar, Ken Follet ha generado mucha expectación.
Más de 198 millones de ejemplares vendidos entre todos sus libros. 38 libros publicados en total.
Guau.
Haciendo cálculos llego al espacio Cupra y el nuevo libro de Ken Follet, El círculo de los días, comienza a tomar forma real. También la jovial entrada del autor y su predisposición para atender nuestras preguntas.
Una mujer al mando no tiene por qué ser fruto solo de la imaginación.
Creo que uno de los primeros interrogantes que nos ha pasado a todos por la cabeza es cómo se puede escribir una novela histórica sobre un tema del que se sabe tan poco: Stonehenge. No hay documentos escritos de la época, ergo... Pero Follet cree que a partir de los interrogantes también se puede escribir una buena historia y estoy de acuerdo.
Esta novela parece sustentada en dos grandes aspectos (al menos para mí): la naturaleza del líder y una protagonista femenina. En concreto, una sacerdotisa. Si es realista o no, a falta de datos, no podemos afirmar nada, pero para el autor está claro que si el estudio de los cielos era cosa de sacerdotes y Stonehenge parece tener mucho que ver con los cielos, por qué no cabría esperar que en vez de un hombre fuera una mujer dentro de la labor de sacerdocio de antaño. Tenga o no veracidad esta premisa, a mí me interesa una historia en donde una mujer es capaz de entrañar las características de un líder tanto como para convencer a otros de mover piedras enormes, la verdad.
Y si no, Ken Follet concluye: «Cualquier novela histórica tiene hechos conocidos sobre los que el escritor se imagina otras bases. En este caso, la información es muy poca, un 20% de datos versus un 80% de imaginación. Pero (...) la imaginación es mi trabajo. Soy escritor porque nací con imaginación».
«Soy escritor porque nací con imaginación». Esta frase me encanta.
Pero aún así creo firmemente que el hecho de que una mujer estuviera entonces al mando no tiene por qué ser fruto únicamente de la imaginación. Y al menos en El círculo de los días es un poco posible.
Para terminar, otra de las cosas interesantes que nos dejó el escritor es que él no escribe con intenciones educativas. A estas alturas yo ya había desistido de seguir la traducción simultánea porque el galés se expresa claro y alto. (Si te interesa la parte más narrativa de Ken Follet, hice una entrada sobre Cómo escribir un best seller que aprendí de una entrevista que tuvimos online con él).
Tan claro y alto que también se reafirmó en sus principales intereses narrativos: «Hay aspectos que afectan a las personas en cualquier época y eso es lo que me interesa como escritor».
Follet se refiere a la violencia, a cómo llevar el alimento a casa, cómo cuidar de la familia, enamorarse o no de quien se debe o no se debe, y otros dramas históricos que han existido siempre. Así que preveo que en El círculo de los días encontraremos un buen puñado de estos.
El círculo de los días de Ken Follet se ha estrenado ya, pues, en nuestro país sin taxis ni vehículos de ningún otro tipo que no sea la propia marabunta de expectación y lectores que lo esperan. Con un argumento potente como es Stonehenge, líderes y mujeres, el autor deja una imagen de tener muy claro acerca de lo que escribe y de lo que quiere transmitir escribiendo. Y yo me recojo así, con esa sensación de certeza de un lanzamiento editorial que pronto sumará algunos ceros más a esas ya cifras de ventas millonarias.
Esta humilde redactora le desea toda la suerte del mundo.
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