Hola queridos segidores.... Mal empezamos, ¿verdad? Lo vuelvo a repetir: Hola, queridos seguidores. Imaginaos por un momento que cada vez que leéis mis publicaciones hay faltas como la que he incluido a propósito al inicio. ¿Qué pensaríais? ¿Seguiríais leyendo mi blog? Creo que una parte fundamental de todo texto que se exponga a la opinión pública, es la corrección ortotipográfica. No es la única a tener en cuenta, pues también existe la corrección de estilo, pero sí una de las más importantes. Es por ello, que hoy en la sección de Muy, muy lejano, la sección que, como ya sabéis, se dedica a ofrecer consejos de distinta índole a escritores, he invitado a una correctora profesional para que resuelva nuestras dudas y nos ayude a responder la cuestión: por qué necesitamos un corrector en todos nuestros textos.


¿Hasta qué punto es importante una corrección ortotipográfica, Rosina? 

En mi opinión, un libro no tiene que tener la ambición de llegar a ser una obra de referencia que sea recordada en los siglos venideros, pero sí que debe estar libre de errores detectables por un lector avezado, ya que este no perdona. No es lo mismo encontrarse una errata en una novela que encontrar una en cada página. Y eso va en detrimento del autor, porque el lector no va a recomendar un libro plagado de errores y, probablemente, ni siquiera acabe de leerlo.

¿Qué diferencia hay entre una corrección ortotipográfica y una corrección de estilo? ¿Son necesarias ambas? ¿Un corrector ortotipográfico puede dar consejos de estilo y a la inversa? ¿Qué tipo de corrección es más perjudicial saltarse?

Para ser sincera, no me gusta usar la terminología, como «corrección ortotipográfica» o «corrección de estilo», y, por eso, no aparece mencionada en mi página web en ningún lugar. A un autor o autora le tiene que preocupar que su obra no lleve errores ortográficos ni gramaticales, entre otros, pero no debería tener que entender la diferencia de conceptos a la hora de contratar la corrección de su libro. ¿Acaso cuando contratamos a una asesora contable intentamos entender qué es un asiento contable o cómo se prepara el IVA trimestral? No, lo contratamos para no tener que entenderlo nosotros. Al menos, esa es mi opinión.

Sé que es muy habitual separar los distintos tipos de corrección y que eso es lo que se aconseja a quien toma la decisión de dedicarse a este trabajo, pero a mí no me funciona. A medida que voy revisando el texto, voy localizando tanto los errores de gramática como los ortográficos y los de puntuación. Yo nunca hago solo corrección ortotipográfica o de estilo y, por eso, en mi página web no pongo precio a cada corrección por separado, sino que tengo una tarifa fija. No sería capaz de dejar sin corregir un error garrafal en cualquiera de las modalidades solo porque no me hayan contratado para ello. Como siempre digo a quienes se ponen en contacto conmigo, corrijo todo tipo de errores excepto los de conocimiento; por ejemplo, si tengo que corregir un texto jurídico no voy a sugerir cambiar términos, aunque se repitan mucho. No conozco la diferencia legal entre ‘denuncia’ y ‘demanda’, así que en un texto jurídico no se me ocurriría pensar en sustituirlos solo porque sean sinónimos en la lengua corriente.

¿Cómo es el trabajo de un corrector? Si alguien quiere contratar a un corrector, ¿cuál sería el proceso?

Yo no sé cómo trabajan los demás, pero sé que en los cursos te dicen que en una primera lectura corrijas un tipo de errores y en la siguiente lectura te vuelques en otro tipo de errores distintos. Yo soy incapaz de seguir ese método. Voy párrafo por párrafo corrigiéndolo todo. Sí que dejo para el final ciertos cambios, como la eliminación de espacios, por ejemplo, pero lo que es la corrección en sí la voy haciendo a medida que leo, sin diferenciar si es corrección ortotipográfica o de estilo.

Para contratarme, solo tienen que enviarme un email a correcciones@rosinaiglesias.com y decirme en qué fecha tendrán acabado el libro. Cuando me lo envíen, deben hacerlo en Word, por supuesto, sin contraseña, para que pueda modificarlo.

¿Cómo calculas tus precios?

Hasta hace poco, cobraba por palabra, como los demás correctores, pero he descubierto que los importes en las novelas no variaban en exceso y mi productividad bajaba por tener que ponerme a calcular los presupuestos. En novela, lo he fijado en 300 euros con todos los impuestos incluidos, y así me ahorro un tiempo que prefiero usar en corregir, en lugar de tener que abrir la calculadora de Windows y la tabla de precios cada vez que alguien me escriba para saber cuánto le cobraría.


Aun así, tengo distintas tarifas para textos más cortos, que están publicadas en mi página web. Yo no oculto nada. Mis precios son transparentes, porque creo que así debe ser. ¿Qué necesidad tiene una persona de tener que enviar un email para poder saber si un corrector es excesivamente caro, con lo fácil que es ofrecer esos datos en la página principal? En una época en la que exigimos transparencia, nosotros también debemos ofrecerla.

Sin embargo, si algún cliente se empeñase en enviar el libro en pdf el importe se multiplicaría, ya que corregirlo sería una labor tediosa, como os podéis imaginar.


Una de las razones por las cuales muchos escritores no invierten en un corrector, es el coste del servicio. Háblanos un poco sobre esto. ¿A partir de qué rango de precio un corrector es profesional o no? ¿Debería el escritor fiarse de los precios bajos? ¿Son tan caras realmente las correcciones de libros?

Estamos en un mundo en el que algunas personas no solo quieren todo barato, sino que lo quieren gratis. Pero, aunque esto sea un tópico en toda regla, es cierto que lo barato sale caro. Hay muchos autores que dicen que sus lectores beta les corrigen los libros, pero ¿quiénes son esos lectores beta? Son personas apasionadas por la lectura que se ofrecen gratis a leer un libro y a aconsejar al autor o autora sobre diversos aspectos, pero ¿son editores o correctores expertos? Lo dudo mucho, por lo que no comprendo que haya escritores que sigan sus consejos de cabo a rabo. Como lectora habitual de libros electrónicos, he leído algunas novelas de autores que presumen de usar únicamente lectores beta para corregirlas y, en ocasiones, las he dejado sin acabar porque perdía la paciencia debido a los errores graves de coherencia, ya no solo de ortografía o gramaticales, que aparecían en el texto. Con coherencia, en este caso, me refiero a pasajes o comentarios que resultan chocantes porque no casan con el personaje, por ejemplo.

Existe tanto oscurantismo en las tarifas de los correctores que me resulta imposible saber si los demás cobran poco o demasiado, pero está claro que un corrector que viva de ello, es decir, que sea profesional, no puede ser barato porque para serlo tendría que ser extremadamente rápido. La velocidad está reñida con la precisión en este campo.

Un autor que esté pensando en ahorrarse el importe de la corrección deberá valorar si no sería mejor invertir en su novela antes de que las editoriales se la rechacen o antes de publicarla en Amazon y, de ese modo, arriesgarse a recibir valoraciones negativas por las erratas que contenga. En ese caso, le habrá salido más caro. 

¿Cómo puede saber el escritor qué cambios se han producido en su manuscrito? 

Lo primero que hago, en cuanto abro el archivo que me envían, es activar el control de cambios de Word. Si, por despiste, no lo he hecho, ya que eso puede pasar y pasa, cierro el archivo sin guardar los cambios, lo vuelvo a abrir y empiezo de nuevo. No quiero que el archivo que yo le envíe tenga alguna corrección que el autor o autora no pueda controlar. 


Yo no sé cómo es la forma de corregir de los demás profesionales, pero yo lo hago del siguiente modo: 

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Lo primero que hago, en cuanto abro el control de cambios, es guardar el archivo añadiéndole al título del archivo «control de cambios» o «cc» a secas. En la primera lectura, voy corrigiendo los errores ortográficos y gramaticales. Si veo que un error se repite, abro un comentario explicándole por qué es incorrecto. Si solo aparece una vez entiendo que es un despiste y lo cambio sin más.


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En una segunda lectura aplico los cambios tipográficos. Aquí, como en las faltas de ortografía, hay cambios en los que no pregunto al autor, como comas mal colocadas, rayas de diálogo ausentes o párrafos mal divididos. Lo que siempre hago en estos casos es abrir un comentario para explicar por qué he eliminado alguna coma o la he añadido o por qué he eliminado saltos de párrafo.

Aunque no lo modifico, en los comentarios ofrezco opciones de sustitución de palabras por sinónimos cuando veo que se repite en exceso un término o cuando aparecen redundancias. Evidentemente, no lo hago si cae en mis manos un texto especializado. Es difícil buscar un sinónimo en ese caso. 😉


Hace un par de años leí una novela en la que aparecía dos veces «debo poner toda la carne en el asador». No pasa nada si se pone un tópico, pero choca cuando te lo encuentras repetido. Era una novela que se veía que estaba corregida, pero ese detalle me quedó en el subconsciente, aunque ni siquiera recuerde qué novela era. Ahí radica la importancia de la corrección. 

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En la última revisión, elimino los espacios y los saltos de carro sobrantes, sobre todo, entre capítulo y capítulo, y pulo otros errores que se me hayan pasado antes.

Cuando acabo de corregir, siempre adjunto tres archivos distintos: el que he llamado «cc», otro en el que he aceptado los cambios y conservo los comentarios, que llamo «con comentarios», y el archivo final corregido. Como muchos de los comentarios son consejos de modificaciones que no he aplicado, me empeño en que se lean todas y cada una de las anotaciones que les he dejado en dicho archivo para que ellos decidan si siguen mis consejos o no. Lo hago así porque en el archivo «cc» resulta complicado leer los comentarios entre todos los cambios.

¿Se puede corregir una obra con el corrector de Word?

No. El corrector de Word solo sirve para evitar las faltas de ortografía graves, aunque no todas (no encuentra el error en ‘baca’, por ejemplo, porque existe también ese término) y ciertos errores de concordancia. Este corrector ha mejorado mucho en los últimos años, eso es cierto, pero sigue usando la tipografía anglosajona y hay expresiones que se empeña en que se corrijan, aunque sean correctas, mientras que hay muchas otras que no las encuentra siendo erróneas. 

¿Cuánto tarda un corrector en corregir una novela aproximadamente? ¿Con cuánto tiempo de antelación deberían enviarte la obra?

Como buena gallega, te respondo con un «depende». Una novela de unas setenta mil palabras que solo tenga errores ortográficos y gramaticales me lleva unos quince días. No sé cuánto tiempo me llevaría corregir un tocho de Tolkien, porque nunca ha caído en mis manos un texto tan largo. 😊

La antelación depende de si tengo libros en cola. Por eso, siempre insisto en que me informen de cuándo me van a enviar el libro, ya que no me gusta prometer que lo tendrán corregido en quince días si no va a ser verdad. En ocasiones, he perdido clientes por ser sincera, por decir en diciembre que hasta finales de enero no me pondría con el libro debido a la acumulación de trabajo. No quiero mentir a los autores. Si me piden un presupuesto un miércoles y voy a empezar las vacaciones el viernes, se lo digo, aunque sean unas vacaciones cortas. Si no quieren esperar a mi vuelta, me parece perfecto. Por eso les informo. Tienen el derecho a saber cuándo voy a empezar a corregir su libro para tener la opción de pasárselo a otro corrector que no tenga carga de trabajo o no esté de vacaciones en ese momento.

Por tus manos ya han pasado muchos textos, Rosina… Además, también eres una lectora asidua. ¿Dónde encontramos más faltas de ortografía: en la literatura independiente (de plataformas como Amazon), en libros de editorial, o ambos?

Cuando empecé a comprar libros electrónicos (creo que fui pionera, ya que compré el primer lector que salió al mercado), la mayoría de los que había en Amazon daba pena verlos. Era evidente que no solo no habían pasado por un corrector humano, sino que tampoco habían pasado por el de Word ni por una segunda lectura de su propio autor. Había verdaderas aberraciones. Uno de los primeros libros electrónicos que compré era supuestamente una novela de terror, pero el terror no era el esperado: no había ni una sola frase sin faltas de ortografía graves.

En las novelas impresas por editorial no aparecen tantos errores (¡menos mal!), pero en alguna ocasión leí libros de editoriales pequeñas o medianas que no habían pasado por ninguna corrección. Recuerdo haber escrito hace unos años un email a una editorial por una novela histórica de un escritor medianamente conocido que acababa de leer y que daba vergüenza ajena verla publicada con tantas erratas. La respuesta fue aun más vergonzosa, ya que me insultaron y lo negaron. Además, la persona que me respondió al email pretendía que le demostrase en detalle qué errores había en la novela, es decir, quería que le hiciese el trabajo de corrección gratis. No le respondí, aunque tampoco volví a comprar un libro de esa editorial.

Muchos escritores cogen miedo a las correcciones porque sus propios correctores dejan faltas en sus escritos. ¿Cómo es esto posible? ¿Qué garantías debe dar un corrector?

Lo barato sale caro, y, lo rápido, también. En menos de quince días no se puede hacer una buena corrección de una novela. Un corrector tiene que ser un enamorado de la literatura y tiene que disfrutar con su trabajo. Tiene que tener todas las obras de referencia para poder consultar las dudas. Tiene que buscar en la Fundeu o incluso preguntar a otro colega, pero no debe jamás dejar una duda sin resolver. He visto correctores que se empeñan en decir que siempre se escapa algún error y que es perdonable. Yo no estoy de acuerdo. Si se te escapa algún error es que no has revisado las veces necesarias. Esos mismos correctores afirman que, por productividad, hay que revisar el texto un máximo de tres veces, pero yo prefiero ahorrar ese tiempo en preparar presupuestos, como ya he dicho, en lugar de ahorrarlo en la corrección en sí.  


¿Qué consejo le darías en general a un escritor que acaba de empezar?

Creo que tú eres la experta en guiar a los escritores por el buen camino editorial, no yo; pero, en relación a la corrección, les aconsejo no escatimar el dinero en este aspecto, ya que es primordial. Su primera obra debe ir pulida de errores, ya que el lector no perdona. Es normal que a la primera novela le falte calidad narrativa, ya que nadie nace enseñado, pero su imagen como autor o autora irá ligada a los errores ortográficos o gramaticales que se encuentren sus primeros lectores. Y esto en la época de Amazon es importantísimo, ya que las críticas están a la vista de todos. No se deberían preocupar por las posibles valoraciones negativas en las que el lector comente que no le gustó el libro, ya que es imposible gustar a todos, sino por las que mencionen la poca calidad de redacción o los errores ortográficos.

Con esta interesante entrevista que Rosina Iglesias nos ha concedido, abrimos el apartado Editing de Muy, muy lejano, en donde trataremos los procesos de edición de los textos. Puedes consultar todos los apartados pinchando en la siguiente imagen:


Y si queréis poneros en contacto con Rosina, encontraréis toda la información en su web: