Queridos seguidores, hoy reseño mi primero libro con Romantic Ediciones (aquí), una editorial que siempre me ha gustado por el buen gusto que tienen a la hora de elegir sus obras y de hacer sus ediciones. El libro realmente no me ha agradado, pero eso no cambia mi opinión sobre su línea editorial. A continuación justifico mis impresiones 



¿Por qué decidí leer Quédate siempre? Cuando leí la sinopsis, me gustó la premisa de que había un reencuentro entre dos niños que se amaron en la infancia, y aún lo hacen en la adultez. Además, dentro del género romántico, la autora ha intentado poner un toque de misterio a la trama, y creo que lo ha conseguido.


¿Cómo es la lectura de Quédate siempre? Quédate siempre es un libro de emociones extremas. Empieza con un flirteo y la progresiva reconciliación de un amor de la infancia que me ha gustado, pero después, abusa del componente romántico (y en muchas ocasiones pasteloso). Hasta que los protagonistas vuelven a estar juntos, la dinámica de tira y afloja es muy atractiva, sobre todo porque el personaje masculino, Elías, ya tiene novia cuando se reencuentra con Noa. Esto les pone en una tesitura que mantiene expectante al lector, sin embargo, en cuanto ambos se unen, el libro comienza a llenarse de una excesiva hipérbole romántica (valga la redundancia). Aunque claro, declarar esto sobre una novela romántica es como decir que en el género policiaco hay demasiados policías. Soy consciente.

Lo que sería la segunda parte del libro, sin embargo, está repleto de componente dramático. Y es por esto que la califico como una novela de emociones límite. El libro se me ha hecho cuesta arriba por lo redundante de estos dos extremos. Además, tanto uno como otro (el sentimentalismo en general), requieren de una serie de recursos inherentes al género que ralentizan la lectura (y en ocasiones la hacen aburrida): pocos diálogos, páginas muy descriptivas sobre las emociones y el mundo interior de los personajes, muchos adjetivos... 

Sin embargo, el libro tiene un argumento y un trasfondo bastante interesante que se narra intercalando el pasado y el presente con mucha destreza. Y la autora también guarda un as en la manga para el final. Esto me ha agradado. La novela romántica no suele apostar por los giros argumentales, y menos al término de la misma. Estamos acostumbrados a que las novelas románticas terminan de una forma que ya se ha ido intuyendo a lo largo de la obra, pero aquí la autora juega a despistarnos. Y aplaudo a Marta por esta vuelta de tuerca.

Creo que en general es una novela para aquellos que les guste tener los sentimientos a flor de piel durante la lectura. Hay que tener en cuenta que el libro es muy intenso. Yo no suelo disfrutar de esto, pero si aguantáis (o disfrutáis) estos altibajos, os sorprenderá lo bien construida que está la trama, lo bien que escribe Marta Santés y los secretos que esconde su novela. 


¿Volvería a leer algo de Marta Santés? Pues sí, me gustaría leer algo más de Marta Santés, y sobre todo, me gustaría ver cómo se desenvuelve en otro género. Ese toque de misterio que ha incluido me hace pensar que podría destacar también en otro tipo de argumentos. Desde luego, tiene una forma de narrar exquisita.

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