la figura del agente literario
La industria del libro es un sector en continuo cambio y movimiento. Todos tenemos claro que ahora no se hacen las cosas como se hacían hace cincuenta años, por ejemplo. Nuevos formatos han irrumpido en nuestra vida, como el libro electrónico y, también, nuevas figuras, como la del agente literario.

La figura del agente literario irrumpiĂł con fuerza en España gracias de Carmen Bacells, considerada la gran agente literaria en español. Gracias a ella, hubo cambios importantes en el sector del libro en beneficio del autor, por ejemplo, se implantĂł la clĂĄusula de cesiĂłn de derechos por tiempo limitado y se dividiĂł esta en virtud del formato del libro (electrĂłnico, adaptaciones…). Pero las cosas tambiĂ©n han cambiado desde que Bacells dejĂł su legado en España, tanto para los agentes literarios como para los propios escritores o la industria editorial.

Hoy en dĂ­a, un agente literario no es solo quien te consigue ese esperado contrato con una gran editorial y vela por tus derechos, sino tambiĂ©n un compañero en el dĂ­a a dĂ­a de tu periplo editorial. Los agentes literarios nos hemos reinventado y convertido en gestores de prensa, marketeros e, incluso, community managers como dije este fin de semana en una entrevista que me hicieron en Instagram. Bien es cierto que depende mucho de las funciones que el agente quiera ofrecer, pues, bĂĄsicamente, la labor del agente es tenderte un puente hacia un contrato editorial y velar porque la editorial se encargue de cumplir con las clĂĄusulas, que ya contemplan funciones de difusiĂłn. Pero, por lo general, los agentes literarios de hoy en dĂ­a somos muy multitarea. 

Para mĂ­ este proceso ha sido muy sencillo, pues desde que comencĂ© mi trabajo en el mundo editorial hace ya mĂĄs de seis años, he estado involucrada en la mayorĂ­a de funciones del sector, y me he desarrollado en medio de tres vĂ©rtices: lectores, editores y escritores. Para mĂ­, es muy fĂĄcil conectar con las necesidades de cada una de las partes involucradas en el proceso y de dedicarme a tareas que van mĂĄs allĂĄ del contrato editorial, pues estoy especializada en la creaciĂłn de planes creativos de difusiĂłn para escritores, en estrategias de marca personal y ventas de cara a premios literarios u otros galardones, en gabinetes de prensa, consultorĂ­as editoriales, redes sociales y otras tantas tareas. Pero ¿es necesario tener un agente literario que abarque todo esto?

Lo primero que deberĂ­amos preguntarnos es si es necesario tener un agente literario, a secas. Cada vez estoy mĂĄs convencida de que sĂ­ y os lo dice alguien que no siempre ejerce de agente, es decir, que no vive Ășnicamente de esto y que puede hablar con mĂĄs neutralidad acerca de la profesiĂłn. Sin embargo, creo que las editoriales se sienten mĂĄs cĂłmodas cuando alguien les ha filtrado una obra previamente y cuando pueden hablar con quien maneja su mismo idioma. AdemĂĄs, lo mĂĄs importante, un escritor siempre va a pasar por procesos estĂĄndar de evaluaciĂłn de manuscritos, lo cual, muchas veces, termina en un rechazo editorial, mientras que un agente es, al menos, alguien con contactos dentro de las editoriales que puede negociar de forma directa con los responsables de evaluaciĂłn y aumentar las posibilidades del autor de firmar con esa editorial. Esta es la gran funciĂłn que se le deberĂ­a exigir a un agente: que tenga las dotes de negociaciĂłn necesarias, asĂ­ como los conocimientos sobre el sector y sobre la mayorĂ­a de editoriales españolas (esto es importante, de verdad, me he encontrado con agentes extranjeros que estaban mandando thrillers a editoriales de ciencia ficciĂłn… Lo cual no tiene ningĂșn sentido) junto con los contactos pertinentes para que el proceso sea efectivo. TambiĂ©n, por supuesto, un mĂ­nimo de criterio literario.

Y lo segundo que necesita tu agente literario es suscitarte confianza. Mucha confianza. Como dije en la entrevista que me hizo Esther Magar, comenzar una relaciĂłn con un agente literario es casi una historia de amor. Advierten que en el trabajo es mejor no hacer amigos, pero, en mi experiencia, al final tus representados y tus clientes en general se convierten en amigos (y si no, leed mi publicaciĂłn El DĂ­a del Libro de una agente literaria). SufrĂ­s y os alegrĂĄis juntos, y, lo mĂĄs importante, ponĂ©is rumbo a una misma direcciĂłn, sois dos personas remando hacia un mismo destino y eso os va a unir de una forma u otra. AdemĂĄs, se requiere humildad, empatĂ­a y buenos valores para no anteponer lo econĂłmico a lo humano. He tenido casos en que, despuĂ©s de firmar un contrato editorial, he tenido que renunciar a mi parte de regalĂ­as futuras porque el autor/a estaba en una situaciĂłn difĂ­cil y necesitaba el dinero. No es un buen negocio, lo sĂ©, pero es una buena acciĂłn. Y sĂ© que esa persona no se va a ir con nadie mĂĄs, siempre querrĂĄ estar conmigo, pero cuando pueda estar conmigo. Se ha de trabajar con quien quieres trabajar, no con quien estĂĄs obligado (por contrato o por lo que sea) a trabajar. AsĂ­ que es bonito encontrar este tipo de cruces mĂĄs humanos en las relaciones laborales. Os animo a encontrar este tĂĄndem.  

Por tanto, tras hacer referencia a las tres cualidades mĂĄs importantes que debe tener un agente literario a mi parecer (conocimientos, dotes de negociaciĂłn y humanidad), lo demĂĄs, es complementario. Si tu agente literario ademĂĄs sabe acerca de marketing, tiene contactos de prensa, dotes para organizar presentaciones, … Fabuloso. Pero no olvides empezar por lo esencial y que todo esto Ășltimo sea, sobre todo, como un bonus.



Este artĂ­culo lo escribĂ­ para la revista gratuita Kamadeva. Muchas gracias a las editoras por invitarme.


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