Da mucho gusto encontrar una obra con tantos matices, con sus pros y contras, y con un ineludible trabajo y esfuerzo detrás como 17 pies de J. F. Sánchez, una novela policiaca que participa en el Premio literario Amazon 2023.

En esta historia, he encontrado cosas que me han gustado más y cosas que me han gustado menos. Por momentos, me recordaba a la que fue finalista en 2018, Póker de asesinatos, de Ager Aguirre, obra con la que tuve sensaciones similares y cuya reseña tenéis en la web. 

J. F. Sánchez nos plantea una premisa muy potente: Se han encontrado 17 pies, de diferentes víctimas, separados por un corte limpio de su cuerpo. No hay rastro de los cadáveres y parecen haber sido congelados durante largo tiempo hasta que, ahora, han salido a la luz. La ubicación, además, acompaña. Estamos en Dakota, con todo ese rollo que desprende este tipo de enclaves, y con el FBI investigando el caso. En representación de este cuerpo tenemos a Jessie, una agente novata al cargo y a Tom, un viejo veterano, a punto de jubilarse, que sirve de apoyo. Los pies han sido encontrados cerca de un lago por uno de los vecinos del pueblo que había ido allí a pescar. Para mí, dado que toda la trama se desarrolla en un pueblo concreto, sería un rural noir como La madre de todas las ciencias de Cristina Grela, que concursó en el Premio Amazon 2021.

Los personajes de 17 pies me han gustado mucho, aunque debo reconocer que al inicio de la obra me parecía que su forma de hablar y de comportarse era muy similar. Después, el arco evolutivo los ha ido diferenciando. 


Las estadísticas dicen que la mayoría de asesinos aumentan su actividad cuando sus crímenes saltan a la luz pública, cuando el foco mediático se centra en sus víctimas.

 

Los capítulos son cortos y con bastante ritmo, lo que hace que el libro se lea fácilmente. Por otro lado, algo que he notado en la narrativa de J. F. Sánchez, es que se centra más en el investigador o los investigadores que en el asesino o en las víctimas, al menos, teniendo como referencia también su anterior novela, El oro de Hitler. En 17 pies la esfera emocional de los personajes, su vida, su pasado y sus rutinas tienen mucho peso. Hay momentos muertos en la obra que, de hecho, apoyan este foco de atención sobre los investigadores. Cenar, salir a correr, llamar a familiares... Y esto sin duda queda a gusto del consumidor, habrá lectores que disfruten de este estilo y otros que prefieran otro enfoque, pero lo comento como uno de los muchos matices que he encontrado en la novela.

Personalmente, sí que hay bloques estructurales y narrativos de 17 pies que hubiese reducido porque pueden volverse repetitivos. Por ejemplo, Jessie habla con su madre todos los días o casi todos los días y tienen una conversación que ocupa unas dos o tres páginas en diálogos. A mí estas conversaciones me sobran. Creo que sirven sobre todo para hacer recordatorio al lector de los pormenores de la investigación, pero como otro de los contras que he encontrado en 17 pies es que a veces se explican demasiado algunas cosas, prefiero un enfoque más de mostrar que de explicar.

Lo que menos me ha gustado (y ahora paso con las cosas buenas -es que es mejor arrancar la tirita cuanto antes-) tiene que ver con el comportamiento de los personajes hacia Jessie, la investigadora al cargo. Creo que el personaje está muy infantilizado porque son excesivamente complacientes con ellas, la dan excesivos ánimos, la instan todo el tiempo a que recuerde su papel, a que recuerde que este es su caso y Tom en cada diálogo que inicia con ella la repite que ella es la que está al mando. Creo que con que lo digan a Jessie y a nosotros una vez es más que suficiente porque, de lo contrario, el personaje se vuelve una muñeca de porcelana. Muchas felicitaciones por cada avance que tiene y alabanzas en cada mínima elucubración, lo que crea un perfil literario un tanto débil. Jessie también inicia una relación de la que no voy a dar mayores detalles, pero que se queda corta en cuanto a transición. Parece surgir de la nada e ir al todo. Un poco raro este comportamiento amoroso, pero no es algo que me haya desagradado tanto, es como un complemento muy secundario de la historia, así que lo voy a pasar.

Por último, de nuevo veo ciertas repeticiones argumentales, como que en muchos capítulos la agente Jessie comience el mismo corriendo o que terminen bastantes de ellos con la llamada telefónica a su madre. Esto puede hacer que sea un esquema más cerrado y básico, más simplón, aunque también más fácil de seguir. De nuevo, no me voy a poner exquisita y diré que para gustos los colores.

Dicho todo esto, retomo desde el inicio, cuando contaba lo impactante que es para mí la premisa y el argumento de esta historia. Es inevitable que en el pueblo comience a haber sospechosos y que, como es habitual en el género, los investigadores se vean en mitad de callejones sin salidas. También hablamos de una historia con un asesino en serie y, para mí sorpresa, con cierta justicia social detrás, aunque para nada ha querido J. F. Sánchez volcar toda la razón de ser de 17 pies en una denuncia social, lo cual agradezco, porque ya está algo trillado el tema. 

Puede parecer que la reseña tiene muchos puntos negativos, pero es un libro que he leído con ganas hasta el final. Además, no he sido capaz de predecir quién era el culpable y eso siempre me gusta. J. F. Sánchez ha escondido muy bien sus cartas. Y, creedme, es una carta que está sobre el tablero, pero como buen mago...

Aparte, cabe reseñar que en 17 pies también se habla del tema de la prensa y de los medios de comunicación. El autor nos pone en la piel de Jessie cuando tiene que dar parte todos los días de los avances de la investigación y vivimos por ende todo este proceso desde el otro lado. Lo más interesante ha sido ver cómo se tienen que guardar cierta información confidencial y cómo un caso se puede ampliar o desinflar en virtud del caso que hagan los periodistas al mismo.

En resumen, 17 pies de J. F. Sánchez, me ha gustado bastante a pesar de sus distintos matices, pros y contras, como ya adelantaba en el inicio. Creo que es una novela muy fácil de seguir, con un género muy definido y un esquema narrativo que no se sale del guion, así como unos personajes y una premisa atractiva e impactante. La resolución es también muy buena. Y tiene suficientes vibes como para ser una firme candidata a finalista del Premio literario Amazon 2023. Como dice Xavier Borrell, comisario de Cubelles Noir, el género negro necesita novelas que no se repitan tanto (deduzco que en cuanto a tema se refiere) y sin duda 17 pies le gustaría en este aspecto, porque es diferente, sorpresiva.