Estoy un poco nerviosa porque a partir de hoy quedará solo una semana para cumplir años. Me toca el 27 de septiembre y este año quería tomar más consciencia de ello haciendo una especie de cuenta atrás de siete días. 

«¿Para qué?», estarás pensando. Y la verdad es que no tengo ni idea. Pero siempre me entra cierta inquietud ante el inminente cambio de ciclo, como si tuviera que hacer algo, tocar una tecla como en Lost, escribir otro libro o entrar en un estado trascendental de iluminación rollo monje budista.

En verdad, nada de eso pasa. El cumpleaños se vuelve una sucesión de llamadas y mensajes telefónicos, unos cuantos regalos y algún que otro dolor de cabeza intentando ajustar los horarios y días libres de toda la familia para celebrarlo. Al final, suelo acabar rehuyendo de los grandes tinglados y lo paso medio melancólica, medio reflexiva, desde el sofá de mi casa. Pero hoy me ha dado por escribir estas líneas porque... ¡se activa la cuenta atrás! ¡Maldita sea! ¡Y la he creado yo!

Así que hablemos de algo para que deje de pensarlo... Hablemos otra vez de Cura mi corazón, ya que en esta sección te voy contando cosas, por si te da por leer la novela. 

Quizás te puedo regalar tres datos sueltos, antes de ser un año más vieja, ya que... quién sabe, con la edad puede que me vuelva más prudente.

Lo primero que te voy a contar es que si sales en mi novela es porque existes. Todos los personajes son de verdad. Tienen nombre y apellidos. También los mitológicos. Otra cosa es que tú los veas, pero existir, existen. De hecho, esta Feria del Libro de Madrid, hubo lectores que querían pedirle un autógrafo a mi padre (en vez de a mí, lo cual me preocupa un poco) porque tenían delante al personaje del libro. Lo más divertido fue que él no era consciente. Subía y bajaba la calle Cervantes con cajas llenas de mis libro para repartir entre los lectores mientras ellos lo miraban con ojitos de ilusión y él, quizás, se preguntaba que qué les pasaba a toda esa gente. 

Debería hacer llaveros con la cara de mi padre como estrategia de marketing.

El segundo dato es que yo también he sufrido la ira del anónimo de una estrella en Amazon. Ese ser intangible que nada más publicar una obra en la plataforma te planta una estrella para joderte las estadísticas. Para mí es una mezcla de Darth Vader en pantuflas y el señor Burns con tres chupitos de absenta. Aún así, me gustaría mandarle todos mis respetos y apreciar su labor de concienciación sobre las críticas negativas sin justificación, solo por el amor al desastre. Es una afición como otra cualquiera.

Puedes buscar la estrella perdida aquí. Y dejarme tu estrella luminosa para combatir al mal también ahí.

Por último, para no enrollarme demasiado (que tengo mucho trabajo de pre-depresión cumpleañera durante estos siete días), publiqué Cura mi corazón un 27 de septiembre. Fue un auto-regalo de cumpleaños. Para recordar que la vida es bonita. Que la vida está llena de guardianes. Que a veces toca luchar, pero que siempre, incluso en la derrota, somos nosotros quienes escribimos nuestra historia. Y quienes le ponemos, por supuesto, el punto (o no) final.

¡Gracias por leerme!