Esta web comienza el año con una novela de origen francés que ha sido traducida recientemente por la división de la editorial DNX en España para alegría de los lectores que busquen una obra intimista, age-gap y con referencia a los primeros amores. Sinceramente, puestos a hablar sobre el amor (bueno o malo), yo prefiero que lo haga nuestro país vecino. Francia no escribe sobre el amor, Francia lo disecciona como si estuviese en una situación de vida o muerte. En la literatura francesa que he leído, el amor siempre está en riesgo de despedida, pero no por ello deja de ser la cosa más bonita (y traumática) del mundo. 

Tu niña de Emmanuelle Rey se lee con el bañador puesto, las gafas de bucear y los recuerdos de la adolescencia. Con un regusto a Lolita, pero a una Lolita sufridora, y con las fosas nasales llenas de cloro. Es una novela corta, íntima, de frases directas, sin mucho adorno, y muy al estilo francés. Sucede en Marsella, en París y en una ciudad triste y gris invención de la autora. Es tu novela aliada para una tarde de lectura con una reflexión que bien podría ser en primera persona.

Judith es menor de edad y él tiene 32 años. Por esta razón, la obra está concebida, principalmente, como un age-gap. Me atraen muchísimo las historias en donde las relaciones se construyen sobre un salto de edad importante. Creo que las dinámicas que se pueden estudiar dentro de ellas son muy interesantes. También las moralejas que pueden dejarnos. La de Tu niña de Rey es una conclusión dura, pero con un arco evolutivo enorme tanto para el lector como para la protagonista.

Judith es una adolescente muy culta y madura. Son varias las referencias literarias, cinematográficas y culturales que nos van dejando entre las páginas. Sin embargo, esta madurez no la salva de caer en las afiladas garras del drama-amor. Al contrario, parece que precisamente este nivel intelectual y esta diferencia madurativa con respecto a sus compañeros es lo que la hace quedar atascada en una tragicomedia, quizás, por la búsqueda del ideal romántico del arte y la cultura en donde sin sufrimiento, a veces, tampoco parece que haya amor. Sí, Judith quiere fumar en la ventana de un pisito parisino, como una Holly trasnochada, mientras vive en el caos amoroso de las supuestas grandes historias. Por ello se convence y justifica al tipo de 32 años, culto, algo atractivo y de atención intermitente de que todas las red flags que enseña (y que al lector comienza a poner de mal humor) son cosas normales en una relación de pareja.

Bravo por Emmanuelle porque ha diseccionado (como buena francesa) todos estos pormenores y más de una persona puede identificar su propio proceso relacional en esta historia tan corta, bien escrita y de calidad suprema, que nos ha dejado en Tu niña. Creo, además, que no lo maquilla en ningún momento. Ni tampoco es que dé del todo un final completamente feliz. Ya sabéis que la literatura francesa es muy ambigua con esto, una vez leí que si quieres ser una buena parisina, tienes que ser, como mínimo, una chica melancólica. Pero prefiero que saquéis vosotros vuestras propias conclusiones acerca del cierre de la obra.

Si tuviera que resumir Tu niña de Emmanuelle Rey en una frase, sería una extraída del propio texto: 

«-¿Vienes tú o voy yo?

Voy yo».

Tu niña de Emmanuelle Rey es una obra corta, íntima, sobre una dinámica amorosa desequilibrada entre dos personas de edades muy diferentes en donde una de ellas es la que siempre «va». Trata sobre el doloroso proceso de darse cuenta de ello, de no poder hacer nada para continuar atrapada en esa espiral (por voluntad propia, que es la peor) y de ese aura que sobrevuela en las historias trágicas en donde se sufre por amor. También hay reflexiones entre líneas como la que he sacado un poco más arriba, como que la cultura o la preparación intelectual, así como la madurez, crecer más rápido que el resto, no siempre te protege de otro tipo de situaciones que consisten en un proceso puramente personal. Una historia azul, como las piscinas en verano, con olor a cloro, y líquida, como la herida que supura, sobre todo si eres demasiado joven. Porque he pasado por encima sobre esto, pero la ambientación de parajes francesas se complementa magníficamente con el entorno acuático de Judith: la natación. Pero como me despido ya, os dejo a vosotros nadando con ella...

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