Yonquis emocionales de Isabel Trueba es un libro cuyo título ya nos lanza un guante difícil de aceptar. La palabra yonqui tiene unas connotaciones que, seguramente, no relacionaríamos con nosotros de ninguna manera y posiblemente incluso nos produzca rechazo. Eso es lo que me ocurrió cuando esta lectura llegó a mis manos. ¿Acaso soy una adicta?

Así de inteligente es esta lectura. Te pone a prueba desde la primera palabra. 

Isabel Trueba tiene un currículum dentro del área de la salud mental y emocional increíble. Se considera experta, entre otras cosas, en la gestión emocional de la autoexigencia y a través de Yonquis emocionales pretende ponernos en acción. Una de las premisas de este libro de desarrollo personal es que todo lo que leamos no caiga en saco roto sino que lo llevemos a la práctica. Quizás por eso sus contenidos están tan condensados y van directos a lo esencial. Para movernos hacia el objetivo: actuar. Y con actuar no me refiero a que salgas a echarte una carrera, sino a que regules todas esas emociones, pensamientos, creencias, valores... que no te hacen nada bien. 

«Las emociones son las responsables de tus incoherencias entre tus deseos y tus acciones», nos dice Trueba.

En Yonquis emocionales, la autora nos presenta su método BEGROW. Reconozco que me da un poco de repelús estos métodos en el área del desarrollo personal que se ponen nombres/siglas en otro idioma con la promesa de una nueva filosofía de vida. Pero a este vamos a darle una oportunidad. El método englobaría tres fases: Autoconocimiento, objetivo y plan de acción, y acción como tal. El libro va desarrollando minuciosamente y de forma muy clara estas fases. 

«No esperes una transformación rápida; lo rápido no se sostiene».

Isabel Trueba me ha parecido también una autora que está bastante cerca de la realidad y con la frase anterior nos lo demuestra. No vive en una realidad utópica de frases motivadoras sino que tiene claras las dificultades que seguramente vamos a atravesar una vez que nos adentremos en nuestro propio proceso personal. 


💗 ¿Qué he aprendido con Yonquis emocionales?

  • Que siento lo que mi LOBO quiere. En Yonquis emocionales conocerás al lobo de tu cuento y, créeme, está más cerca de lo que crees.
  • La importancia de tener un diario emocional. Aquí debo reconocer que entro en una expectativa versus realidad en la que creo que podré registrar diariamente mis estados de ánimo y pensamientos y luego realmente lo hago cada veinte días, así que creo que hay que tomarse esto del diario sin presiones... Con un malestar que pillemos al día, ya es todo un logro.
  • Que todas las emociones nos traen un mensaje. En el libro se describen las emociones primarias y las necesidades que tienen. 
  • Los tipos de apego y CUÁL ES EL MÍO.
  • A hacerme las preguntas adecuadas (¿Por qué me afecta tanto este enfado?).


«No me enfado por lo que me hace el otro, sino por lo que provoca en mí esa persona».


  • Que hay otras preguntas, sin embargo, que nunca nos hacemos y son un golpe de realidad como para qué nos levantamos cada mañana. Ojo porque puede crear también cierto estrés si no tenemos (aún) un para qué.
  • ¡Mis partes favoritas! La importancia de los valores. Tener claro que hay una serie de valores que nos guían en la toma de decisiones y en cómo afrontamos el mundo en general. Desde hace tiempo trabajo en mis valores y este libro me ha ayudado mucho a ponerlos, de nuevo, en orden.
  • Cómo está mi rueda de vida en estos momentos. ¿Podría irme de viaje con ella? Spoiler: NO. Este es un ejercicio muy común que me aparece en muchos libros de este estilo, pero cada vez que lo veo, lo hago. Me parece súper útil y me agrada que Isabel Trueba también lo haya tenido en cuenta. Es sencillo, esquemático y clarividente... 
  • Un nuevo modelo para comprender nuestras motivaciones. ¡¡Me ha encantado!! Isabel Trueba propone en Yonquis emocionales una serie de parámetros por las cuales nos movemos y, además, añade algo que creo esencial: si lo hacemos en busca de la recompensa o evitación del dolor. Esto último ha sido lo más inspirador para mí.
  • Las creencias que nos joroban el día.
  • Otra parte favorita: ¡El eneagrama! De verdad que llegados a esta parte del libro no podía creer que Trueba hubiera metido tantas herramientas útiles en esta lectura. Da mucha paz mental entender tu eneagrama.
  • Lo que NO es la empatía
  • Mover el culo y ponerme en acción.



Terminar Yonquis emocionales de Isabel Trueba es pegar un brinco del sofá y tener muchas ganas de llevar a la práctica todo lo que has leído porque es sencillo, porque está claro. Y, sobre todo, porque te conoces un poco más. Así que solo puedo estar agradecida de haber aprendido tanto con esta lectura. ¡Yo ya estoy en ello!