Te puede gustar más o menos el contenido de una obra, pero si es Ética a Nicómaco la puntuación no baja de 5/5. Si es Aristóteles, la puntuación no baja de 10/10. Es una norma no escrita acerca de pensadores magistrales. Puntúan alto, luego tú ya subjetivamente en tu casa piensas lo que quieras.

Esta obra no es Ética a Nicómaco tal cual, sino los libros VIII-IX del mismo, en concreto, los que abordan el tema de la amistad. Pero están dentro de Ética para Nicómaco, una de las obras de Aristóteles que más atención académica y general suelen recibir.

Como siempre, Acantilado ha recogido en uno de sus cuadernos (un tipo de colección editorial que tienen) estos fragmentos en concreto, con la traducción de Eduardo Gil Bera, muy clara y concisa (genial trabajo) bajo el título Sobre la amistad. Sin prólogos ni tediosas introducciones (que me afectan mucho en la lectura cuando se ponen tan pesados), el librito (es de corta extensión) recoge los textos justos que quiere tratar y te deja el balón botando. En la portada, un precioso libro de Albert Anker, por cierto.

Y bien, ¿qué nos trae Aristóteles sobre la amistad? Un lúcido ensayo que acorta distancias entre nuestro tiempo y el suyo, pues bien podría haber sido escrito por un autor contemporáneo.

Aborda cuáles son los intereses comunes de la amistad. Cuál es la amistad verdadera. Hace comparativas con la amistad, por ejemplo, entre amistad y justicia. Extrae a raíz de la amistad otras preguntas («¿Son más necesarios los amigos en la prosperidad o en el infortunio?»). Alude a temas políticos (gobiernos) y existenciales (felicidad). Deja frases a la altura de uno de los padres de la filosofía occidental.

«La mayor justicia del mundo es la que inspira la amistad».

Por todo ello, recomiendo encarecidamente que dediquen una tarde (o muchas tardes) a dar una repasada a este cuadernito de la siempre eficiente editorial Acantilado para conocer un poco más una obra clásica, referencia de la filosofía aristotélica como es Ética a Nicómaco, más aún si uno se quiere acercar a algo que todos hemos catado alguna vez en nuestra vida: la amistad.

Porque si aplicamos la lógica aristotélica y Aristóteles dice que «la felicidad es una forma de actividad» (lo dice además en esta obra), y todos sabemos que leer es ya de por sí una actividad, entonces leer por ejemplo este libro nos acercará también, e irremediablemente, a la felicidad.