Los ecos lejanos de una época ya perdida resuenan en mi jardín. Destellos tenues de batallas, de metales que chocan brillantes bajo el sol, evocando una memoria llena de épica y de hazañas, sí, pero que también se encuentra fuertemente impregnada de las vidas corrientes de la gente normal. Esos personajes insólitos cuyo nombre, a menudo, la historia no recuerda, a pesar de que tienen una historia que contar. Es su huella la que va lacerando, lenta pero inexorable, el camino de la historia, y puede que suya no sea la gloria, el loor o la alabanza, pero es la gente más insospechada la que pide paso para escribir su página en el libro de la vida.

Así me lo reclama el rostro de la joven que se ha materializado tras el cristal de mi espejo favorito. Hoy los espíritus me han guiado ante la presencia de esta intrépida escritora que se ha propuesto desempolvar una de las épocas más brumosas de nuestro pasado. ¡Bienvenida, Marta González Peláez!


El doble rostro de Aquis es el debut de Marta en el género de la novela histórica, y nos transporta a una época muy poco visitada, la Hispania visigoda del siglo VII; más concretamente a un pequeño pueblo que, para mí, tiene un significado muy especial. Pero mejor que sea ella la que nos cuente todas estas cosas.



No es tanto una decisión que haya tomado, sino el tema en el que me siento cómoda. Aunque aún esté estudiando (cosa que nunca se acaba de hacer) llevo muchísimos años investigando y aprendiendo de forma extraoficial. En realidad, comencé a escribir la novela y, visto lo mucho que me estaba gustando el tema de la documentación y la investigación, me planteé por fin meterme a estudiar. Hasta ese momento, siempre me había creído eso de que había que estudiar "algo con futuro", pero después de muchos trabajos que no eran para mí, decidí tirarme a la piscina: ahorrar y dejar el trabajo para ponerme a estudiar en serio.


Indiana Jones me gusta, claro. Aunque admito que me gustaba más antes de estudiar, ya que ahora lo veo como un expoliador más que como a un arqueólogo. ¡Ja, ja!

En realidad, creo que uno de los momentos que más me han influido fue cuando estuve un verano entero con mi padre en la ciudad romana de Segóbriga (Saelices). Él hacía el documental para el centro de visitantes, y yo pasaba los días recorriendo a mi libre albedrío aquel sitio y preguntándome muchas cosas. No es que en ese momento tuviera una revelación y supiera a qué quería dedicarme de mayor, pero digamos que fue el primer paso de mi decisión.



Precisamente elegí este periodo por lo desconocido que es. En el colegio solo se mencionan, por encima, a tres reyes visigodos para decir que trajeron el cristianismo a la península y poco más, pero no se sabe nada de la sociedad. De repente somos romanos, de repente visigodos. Me atraía el reto de documentarme y de demostrar que la imagen que tiene la gente de la Edad Media es bastante inexacta por dos razones: la primera porque se alimenta de prejuicios modernos; y la segunda porque la Edad Media española es muy diferente a la del resto de Europa (que es la que solemos ver en las películas).



La diferencia es que yo no escribo sobre personajes famosos, aunque a veces pueda aparecer alguno, cualquier interacción con mis personajes es totalmente inventada. Yo escribo ficción, pero la ambientación sí que intento que sea lo más fidedigna posible. Es decir, me invento una historia que perfectamente pudiera haber ocurrido en esa época. Me interesa la historia de la sociedad más que la historia de los personajes. No es que menosprecie ese otro estilo, pero no es mi campo. Si quisiera escribir sobre personajes reales, no lo haría en formato novela. La novela debe servir, principalmente, para entretener; si se aprende o no algo de ella, debe ser casi sin que el lector de se cuenta. Al menos, esa es mi intención.


La novela histórica podría ser una fuente maravillosa para que la gente aprendiera sobre nuestra historia de una forma divertida. Esto es especialmente útil si hablamos de jóvenes y niños. El problema es que cualquiera puede escribir novela histórica e, independientemente de si alguien ha estudiado la carrera oficial o no, es muy peligroso. Quiero decir que hay mucha gente que utiliza la historia (la que ellos inventan al menos) para defender sus ideales políticos y sociales, otros mezclan historia con leyendas y mitos y lo venden como algo que pasó realmente. Hay muchos bulos y mentiras que los autores no formados escriben como verdades y que la gente se acaba creyendo. Por eso uno debe investigar un poco a quien lee.

Desde luego, si yo fuera profesora de instituto, recomendaría ciertas lecturas a mis estudiantes: buenas, pero ligeras, aptas para su edad.


Me alegra que te hayas dado cuenta. Eres la primera persona que lo relaciona sin que yo se lo diga primero. Efectivamente, Aquis es el nombre visigodo de Talavera de la Reina, así que sí, la historia transcurre en tu ciudad. Queda muy poco en ella de esa época, pero, para quien sepa dónde buscar, aún hay algunas pistas que puede reconocer. En Cixilo, una precuela basada en uno de los personajes secundarios, y que se podrá encontrar en descarga gratuita en mi web, se habla mucho más de la ciudad, ya que es un aspecto importante de la trama.


Como acabo de mencionar, mi segunda historia, Cixilo, habla del pasado de uno de los personajes de El doble rostro de Aquis y explicará algunas cosas del pasado de los protagonistas, que en el primer libro solo se mencionan sin demasiados datos.
Además, actualmente estoy escribiendo una nueva novela que mezcla los géneros de novela negra e histórica. Es decir, una novela policíaca protagonizada por un comisario inquisidor del siglo XVII y por su brillante hermana, que le ayuda en la sombra a resolver los casos. Me apetecía un cambio de época, aunque algún día escribiré la segunda parte de El doble rostro de Aquis.


Si os ha gustado conocer a Marta y queréis haceros con su novela El doble rostro de Aquis, solo tenéis que pinchar sobre el banner que tenéis aquí debajo. Y, por supuesto, no os perdáis nada sobre ella ni sobre sus obras, siguiéndola en sus redes sociales.