Miña nena llega en un momento muy importante de nuestra historia, un momento en el cual debemos recordar que ya antes, otras personas como nosotros, tuvieron que enfrentarse a desagradables situaciones. He leído últimamente una frase que dice algo así como: «A mí me mandaron a la guerra. A ti solo te piden que te quedes en casa». Miña nena, la primera novela de Josefina Novoa, no habla de tiempos de guerra, sino de lo que ocurrió después. Habla de toda esa gente que tuvo que levantarse y comenzar una nueva vida lejos de su casa. De toda esa gente que forman parte de nuestro árbol genealógico.

Tiempos de despedida

El primer impulso de admiración que sentí por Miña nena se debe al homenaje que Josefina Novoa hace a su árbol genealógico. Qué valiente el que se atreve a hablar de un pasado familiar complejo como las raíces de un árbol viejo, debido a las idas y venidas de nuestros antepasados para poder levantarse y sobrevivir en una España apagada por completo. La historia de Josefina Novoa enreda personajes de distintas generaciones y, también, de distintos lugares. Partiendo de Galicia, emigranando hasta Venezuela y otros países latinoamericanos, y tocando exóticos enclaves como países del este de Europa. Todos ellos, lugares de acogida.

El segundo arranque de admiración fue a causa de la prosa de la autora, una narrativa muy madura y exquisita, enriquecida con el léxico de aquí y de allá, vocablos gallegos y latinos, concediendo musicalidad a la lectura (Otro libro con modismos: La tortuga que huía del jaguar). Descripciones precisas y cariñosas de cada lugar al que Josefina nos transporta, creando vívidas imágenes en nuestra mente. 

La autora ha estructura su novela, una novela costumbrista con personajes de distintas generaciones (me recuerda a otras novelas como El teatro flotante), intercalando capítulos del pasado y del presente. En el presente, leemos cómo los protagonistas luchan por salvar el negocio que construyeron sus antepasados, un negocio tan dulce como el cacaotero, y, durante las escenas retrospectivas, somos testigos de las historias de superación de quienes construyeron sus vidas tras emigrar a tierras lejanas. Para mayor complejidad de cara a la creación literaria, la autora se ha atrevido a incluir también flashbacks en la acción presente. 

Si somos capaces de leer entre líneas, podremos darnos cuenta de que todas las historias están tejidas sobre historias de amor más o menos intensas. Los herederos de la familia también tienen su propia historia de amor y sus propias luchas, pues, aunque acomodados, la situación política del país y el peligro que corre el negocio familiar, les creará tensiones. Así pues, no es este un libro biográfico que solo documenta lo ocurrido, sino un libro vivo que propone también una trama de acción para el lector.

Josefina Novoa opta a los Premios Caligrama en la categoría Talento (también el libro de Abraham Aguilar, La piedra caída del paraíso compite en otra de las categorías) y merece todo mi reconocimiento y admiración. Leyéndola, nadie diría que se estrena con esta novela, pues parece ya una escritora entrenada en el arte literario. Ha contado algo muy bonito de forma, también, muy bonita. 

La autora y yo hemos estado sorteando cinco ebooks y un ejemplar en papel en nuestras redes, y procedemos a continuación a resolver dicho sorteo. Ganadores: @anamomentsmetro (ebook), @nevergiveup314 (ebook), @joyasliterarias (ebook), @castlewords (ebook), @evafadrique (libro).