reseña del libro el ladrón de besos de l j shein

Bajo un sol abrasador propio de julio, en una tumbona de esas que anuncian vacaciones y con un plato de sandía como acompañante, devoré, antes que la fruta, la novela romántica El ladrón de besos de L. J. Shein en una tarde de verano. Sí, una tarde que se convirtió en noche porque con esta lectura el tiempo se me pasó volando. 

La novela comienza con una fiesta de disfraces bajo el cielo de Chicago en donde se reúnen importantes personajes pertenecientes a la mafia. Allí está Francesca Rossi, la hija de uno de los capos más importantes, esperando su primera beso de amor. Y es que, si los augurios son correctos, esa noche sellará su destino con el hijo de otro mafioso: Angelo Bandini, . A pesar de los asuntos turbios que la mafia se trae entre manos, son muy tradicionales y debe haber un cortejo rollo la Edad Media antes de prometerse con alguien, por lo que todo debe hacerse de forma oficial. En la familia de Francesca, además, se van legando entre las mujeres una cajita de madera con tres notas, escritas por la anterior poseedora, que marcan el futuro amoroso de la persona. Y nuestra jovencita se ha saltado las reglas y ha leído la primera nota antes de tiempo, por lo que sabe que hoy su amor verdadero la besará. Por supuesto, este tiene que ser Angelo Bandini, que aunque hijo de capo, es tan dulce como un terrón de azúcar y ella lleva desde siempre enamorada de él (y a la inversa).

Llegados a este punto, a mí la historia ya me tenía loca. Pero ¡espera! En la sinopsis dice que hay una lucha entre dos hombres. ¿¡Dónde está el tercero en discordia, Mari!? Me matáis del infarto. Nuestro otro protagonista es Wolfe Keaton, un malo malísimo, medalla de oro en atractivo singular y con tanta información sobre los tejemanejes de la familia de Francesca Rossy que puede conseguir absolutamente todo de ellos, incluso a su hija.

Rápidamente, esta historia se me asemejó a Los Bridgerton, solo que en la época moderna y con Chicago como escenario principal. Keaton me recuerda mucho a Simon y Rossy a Daphne. Además, hay un compromiso forzado y cada parte representa un papel muy similar. Keaton busca venganza, no quiere tener hijos, está resentido, teme amar.... Rossy quiere un modelo de vida tradicional, en donde se case, tenga hijos... 

Hay escenas un tanto impactantes e, incluso, molestas, protagonizadas, sobre todo, por Keaton, que contrastan paradójicamente con otro tipo de mensajes más reivindicativos del libro. Por poner algún ejemplo, Keaton, a pesar de ser un personaje realmente tóxico, tiene muy claro, sin embargo, la importancia de que la mujer sea independiente en su vida, que se forme y que pueda decidir acerca de ella misma y de su futuro mientras que en el amor no deja de ser posesivo y sobreprotector, además de tener unas dotes de humillación hacia su pareja muy desarrolladas. 

El formato de enemies to love, subrayando lo de love, ya que la historia termina siendo totalmente entrañable, provoca una fuerte adicción a este argumento, muy bien trabajada en aspectos como la ambientación, la psicología de los personajes o las escenas de alta tensión. Un premio por las páginas de escenas sexuales que te obligan a refugiarte en la sombra si no quieres derretirte de calor (y no precisamente por el del verano en este hemisferio).

Como he leído por ahí en alguna otra reseña, a pesar de las posibles partes más chocantes de El ladrón de besos de L. J. Shein, el libro se convierte en una verdadera droga y es verdad que pone a prueba tus límites, también los de «a ver cuánto aguanto leyendo esto». El pensamiento va desde «¡Esto es fuertísimo!», seguido de «¿Pero cómo haces eso, chiquillo?», con un «¡Olé tus ovarios, mi arma!» y finalizando así: «Sois lo más bonico del mundo». Es como una pizza muy rica, pero que lleva piña, le pese a quien le pese.

En resumen, para quienes gusten de las historias de amor conflictivas y de armas tomar, aquí tenéis el plato de la casa. El ladrón de besos de L. J. Shein está lleno de escenas de alto voltaje, no solo en lo sexual, sino también en cuanto a violencia o temas desagradables como los malos tratos, mezclado con gritos reivindicativos y algunas críticas sociales dignas de destacar. Desarrolla una esquema ya conocido de mujer sumisa que se rebela junto a hombre asentimental que se enamora, pero en un contexto muy interesante, dentro de los negocios de la mafia y en la impresionante ciudad de Chicago. Y, lo más importante es que entre tanta oferta de lecturas, bien merece la pena un colocón con esta historia, porque viene a ser de lo más adictivo del verano (bueno, junto con Mil veranos contigo, que es otra novelaza).


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