cura mi corazón libro: san valentín cardiopatías congénitas

Este día suelo recibir bastantes ¿felicitaciones? 

No. No tengo veinte novios, ¡ya me gustaría! 😜 (en verdad no). Pero sí que tengo unos veinte líos en el corazón desde que nací.

El 14 de febrero se celebra San Valentín y, también, el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas. Tenemos un duro adversario, lo sé, pues competir con el Día de los Enamorados es difícil, pero, al final, todo habla de amor.

El corazón es el órgano por excelencia del Amor y, por eso, cuando escribí mi novela, Cura mi corazón, lo que hice fue crear, en realidad, una novela romántica. No es la típica historia de chica conoce chico (aunque en ella chico conoce chica) que editaría una gran editorial, pero solo os diré que en ella Rose sí sube a Jack a la tabla. Y no se hunden, me caguentó

El caso es que hoy suelo recibir muchos mensajes porque se acuerdan de que tengo una cardiopatía congénita, del tipo: «¡Hoy es tu día!». Y yo en plan: «¡Venga ya! ¡No me jorobes!».

La verdad es que os estoy contando esto porque suelo pasar de puntillas por el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas y, supongo, es importante aportar mi granito de arena para que se tome consciencia de que estas dolencias del corazón. Cada vez hay más avances y mucha más investigación, pero siempre se puede ir un paso más allá. Por todos aquellos que se quedaron sin poder darlo

Hablar de cardiopatías, de venas, arterias, sangre, corazón, hospitales e, incluso, amor, es un proceso que me ha costado y me cuesta bastante (Puedes leer cómo comenzó todo en mi artículo Escribir un libro dentro de un hospital). Éramos unos críos cuando entrábamos en aquellos espacios tan pulcramente blancos y nos abrían el pecho para ver qué había mal dentro de él. Al lado de mi cama, algunos de mis amigos de batallas no volvieron a abrir los ojos. Y por ellos, muchas veces, callo. Me callo en el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas porque una cardiopatía congénita los mató. Así que habrá que darle caña a esto para que no se lleve a más gente.

Este es el primer San Valentín que reconozco también el Día Mundial de los Corazones Rebeldes y es un paso más en el camino ya iniciado con mi libro. Allí descubriréis cómo lo único que te salva de las catástrofes del cuerpo, de esas enfermedades que no entiendes y de las que no puedes escapar, a priori, es algo que siempre, siempre, está con nosotros. Algo que hoy se celebra también (bueno, eso y las estrellas fugaces).

Os espero entre las páginas.