He preguntado a Lucía Río, la autora de Volando hacia la libertad, el tratamiento que quería que le diese a su historia en esta reseña. En concreto, si la palabra «prostitución» le parecía la adecuada para referirme a su libro y a su vida. Parece obvio, pero cuando hablamos de prostitución, le preguntamos a todo el mundo menos a quien lo ejerce. O, al menos, esta es mi sensación. Conozco varios libros sobre el tema, aunque no es el tema en el que más estoy puesta, y siempre son escritoras o escritores que hablan de, pero ninguno ha vivido de cerca esta experiencia. De hecho, en las reseñas de la web nunca hemos estado tan cerca de la prostitución, ni si quiera con Timandra o El sexo es cultura.

En Volando hacia la libertad tenemos la oportunidad de conocer el testimonio en primera persona de Lucía, una mujer brasileña que dejó a su familia y a su hija en su país de origen para aterrizar en España con un destino ya definido: trabajar como prostituta en un club de alterne.  


Con margen de mejora.

Lo primero que encontramos en Volando hacia la libertad es un relato sencillo. Sin ningún tipo de florituras ni giros argumentales, temporalmente lineal, nos pone en sobre aviso de que posiblemente este sea el primer escrito de la autora y que como otros tantos nazca de la necesidad de narrar más que de cuidar de cómo está narrado. Mi primera pega es benévola porque leyendo Volando hacia la libertad escucho el discurso de una mujer que quiere tener una conversación con nosotros sea como sea, aunque aún le falten varios recursos narrativos. 

Las divisiones por capítulos son algo bruscas, aunque creo que de temática bien elegida. La redacción es poco literaria y los diálogos son inocentes, probablemente, tal y como se produjeron. También salta de una escena a otra sin transiciones, y el cierre también es algo cortante, echando de menos una última retrospectiva sobre lo que parece el tema principal, la prostitución.


«El discurso de una mujer que 

quiere tener una conversación 

con nosotros sea como sea».


Aún con todo, no ha impedido que me emocione, que me mantenga enganchada durante todo el relato y que aprecie el valor social de esta obra.


¿Te puedo llamar prostituta?

Debo reconocer que al comenzar a leer Volando hacia la libertad me sobrevino cierta timidez. No me sentía del todo cómoda leyendo el relato en primera persona de una mujer que había ejercido como prostituta, no porque tenga prejuicios hacia ello, sino porque me sentía como una intrusa leyendo una experiencia tan personal.

Lo segundo que sentí fue sorpresa. Lucía narra toda su historia de manera natural, sin apenas juicios, para que sea el lector quien los saque, si así fuera necesario. Es decir, parece que esperamos hacia este tipo de historias un rechazo feroz, un sufrimiento dramático o una crítica exacerbada y Lucía en su historia lo expone con sosiego. En ocasiones, hay hasta agradecimiento por poder tener trabajo. E incluso se llega a enamorar. Aunque las situaciones por las que pasó la autora fueron duras y quiere dejar constancia de ellas.

Si alguien le preguntase a la Lucía de la historia: «¿Te puedo llamar prostituta?» Respondería: «Me puedes llamar Lucía. Prostituta es en lo que trabajo». De hecho, es así como me ha respondido la pregunta la propia autora (a toro pasado). Y creo que esto nos da bastante perspectiva del enfoque del libro.

Con todo ello me vuelvo a replantear lo importante, y más ahora que hablamos continuamente de feminismo, de escuchar los relatos acerca de la prostitución directamente de quienes lo han ejercido. Me gustó mucho el artículo sobre Mabel Lozano en donde habla de la prostitución como práctica delictiva invisible y me encantaría saber qué opinan autoras como Lucía sobre esto. Espero poder tener pronto una charla al respecto con la autora también.


Visitas del ginecólogo en el propio club.

Además de conocer un relato íntimo de una persona que ha ejercido la prostitución, en la obra también se exponen muchos pormenores más técnicos de cómo es la vida en un club. Hay de todo, pero me ha sorprendido descubrir que algunos tienen unas reglas muy concretas, como la prohibición de consumir drogas o cualquier tipo de sustancias o la obligación de llevar a cabo pruebas de VHS antes de comenzar a trabajar en ellos. 

Algunas otras son: Visitas del ginecólogo una vez al mes en el propio club, chequeos sorpresa en las habitaciones fuera del horario de trabajo para verificar que estaban ordenadas y limpias o el pago de multas por parte de las trabajadoras ante algunas infracciones consideradas por el club como bajar al salón de la barra a partir de las cinco de la tarde. 

También se habla de dinero. Lucía nos cuenta el tanto por ciento que tenía que dar al club y el tanto por ciento que ella se quedaba. O cuánto costaba la plaza diaria por vivir y trabajar en el club. También los días que te daban de prueba. 


«También se habla de dinero».


Cada club por el que pasó Lucía era diferente, pero es realmente curioso conocer la idiosincrasia de cada uno de ellos y qué consideraba Lucía lo que era un buen o mal club. Por ejemplo, el hecho de tener que pagar multas según ciertas faltas le indicaba que era un club serio. 

Toda esta información sirve, según la autora, para abrir este canal y que el lector pueda juzgar o no desde una visión amplificada.


Ser prostituta es ser feminista.

Te he lanzado un click bait con este subtítulo, pero le he dado vueltas tras leer el libro de Volando hacia la libertad a la relación entre una profesión que está tan ligada en nuestro imaginario a la opresión, discriminación y desigualdad y a cómo el principio del feminismo se podría aplicar a ella. Supongo que para empezar tendría que aplicarse la capacidad de elección de la mujer, seguido de unas condiciones dignas.


«La capacidad de elección, 

seguido de unas condiciones dignas».


No me voy a meter en camisa de once varas porque no tengo formación ni información suficiente para desarrollar este tema (me encantaría desarrollarlo con alguien, eso sí, así que lanzo el guante), pero quiero dejar constancia de que Volando hacia la libertad no es un relato morboso (para enterarte de la vida de una prostituta) ni crítico (para demonizar la prostitución), sino que es una obra que te hace reflexionar mucho, que te cambia la perspectiva y que, sobre todo, te confronta con mil y una preguntas. A mí me han quedado ganas de preguntar muchísimas cosas sobre el tema. Al tener Volando hacia la libertad en mis manos, me parece que tenía también la posibilidad de mantener charlas que normalmente no se mantienen con esferas de nuestro mundo que están muy marginadas. 

Mi opinión sobre el tema es bastante clara y creo que todos tenemos una opinión similar, pero, desde luego, si queremos darle voz a las mujeres, tenemos que escuchar a TODAS.


¿Qué es la libertad?

Aunque me gustaría que Lucía Río hubiera terminado Volando hacia la libertad cerrando el tema de la prostitución, también me gusta que la novela se dirija, en todo momento, hacia la superación personal del personaje que, como he dicho anteriormente, aún no juzgando las condiciones de vida que había ejercido, tampoco desea quedarse en ellas. Por ello, el relato cada vez se enfoca más en cómo Lucía va creando conexiones que la ayudan a plantear otro futuro para ella y para su hijo. Incluso podemos conocer a este último, quien viaja hasta España y acaba viviendo con ella. 

Entre líneas leemos muchas de las incomodidades que la autora ha tenido que vivir, como que el supuesto ginecólogo de las visitas al club se sobrepasase tocándolas o cómo vivía en cuartuchos sin apenas espacio y compartidos con otras mujeres de diferentes nacionalidades que apenas le permitían intimidad. Y en esas mismas líneas se atisba esperanza y sueños porque es algo inherente al ser humano. Es decir, claramente se intuyen las situaciones de esclavitud en las que se ven inmersas, y sobre ellas lanza el mensaje de que se puede salir de ahí. De que si alguien está en una situación tan oscura como esta, puede superarlo.

Supongo que gracias a esta mentalidad, hoy Lucía escribe y publica este relato.


«Aún no criticando las condiciones 

de vida que había ejercido, 

tampoco desea quedarse en ellas».


Volando hacia la libertad de Lucía Río es una libro muy interesante acerca de la vida de una prostituta y de los pasos hacia, lo que ella ha titulado libertad. Un relato sencillo, sin florituras ni grandes recursos narrativos que, sin embargo, consigue atraparnos y hacernos pensar. Una novela que la autora quiere hacer llegar a todos los que puedan sentirse identificados y estén ya luchando para salir de situaciones horribles que les ha tocado vivir.